
El trastorno por déficit de atención: entre el sobrediagnóstico y el impacto de la tecnología
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El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ha experimentado un aumento significativo en su diagnóstico a nivel mundial en las últimas décadas. Según un reportaje publicado en El País, este incremento puede atribuirse a diversos factores, entre los que destacan el sobrediagnóstico y el uso prematuro y excesivo de dispositivos electrónicos como celulares y tabletas.
El aumento de los diagnósticos de TDAH
Desde la década de 1970 hasta 2010, el número de niños diagnosticados con TDAH en Estados Unidos se multiplicó por siete. En Reino Unido, entre 2000 y 2012, las recetas para tratar este trastorno se cuadruplicaron. Este fenómeno se debe, en parte, a una mayor sensibilización por parte de los pediatras, lo que ha permitido detectar el trastorno con mayor eficacia. Además, la posibilidad de diagnosticar el TDAH a partir de los tres años, en lugar de los seis, ha contribuido a este aumento.
Sin embargo, no todos los casos diagnosticados son precisos. Algunos expertos estiman que solo un 4% de la población infantil podría padecer TDAH, mientras que la realidad muestra que un 10% de los niños reciben medicación para este trastorno en algún momento de su vida escolar. Este sobrediagnóstico plantea preocupaciones sobre las razones detrás de esta tendencia.
Factores que contribuyen al sobrediagnóstico
Varios factores sociales y culturales parecen influir en el aumento de los diagnósticos de TDAH:
-Menor tiempo de interacción entre padres e hijos: La falta de tiempo que los padres dedican a sus hijos puede afectar el desarrollo de habilidades como el autocontrol y la capacidad para manejar la frustración.
-Presión en los colegios: Las instituciones educativas, en muchos casos presionadas por resultados académicos, tienen menos paciencia con alumnos que presentan dificultades de aprendizaje o comportamiento.
-Influencia de las nuevas tecnologías: El uso excesivo de dispositivos electrónicos desde edades tempranas puede interferir en el desarrollo cognitivo de los niños.
El impacto de las pantallas en el desarrollo cognitivo
Desde la década de 1980, se sabe que el tiempo excesivo frente al televisor está asociado con una menor paciencia, un desarrollo más lento de la atención y mayores tasas de fracaso escolar. Este fenómeno se ha amplificado con la llegada de los dispositivos móviles, como celulares y tabletas.
Cuando un niño juega, dibuja o interactúa con otras personas, su cerebro debe dirigir la atención de manera voluntaria hacia los estímulos o individuos con los que interactúa. En cambio, cuando se expone a una pantalla, es el dispositivo el que captura su atención, lo que reduce la necesidad de esfuerzo cognitivo por parte del niño.
Hoy en día, los dispositivos móviles se utilizan con frecuencia para distraer a los niños en situaciones que requieren concentración o paciencia, como durante las comidas, las esperas en consultorios médicos o las rutinas diarias. Este tipo de estrategias puede enseñar al cerebro que, cada vez que debe esforzarse o concentrarse, tiene "permiso" para distraerse.
Consecuencias en el comportamiento y la atención
El uso excesivo de tecnología desde edades tempranas puede contribuir a que los niños desarrollen menos paciencia, menor capacidad de atención y una reducida tolerancia al esfuerzo. Esto refleja, en parte, una generación de padres que priorizan la inmediatez y dan menos valor a realizar actividades de manera pausada y reflexiva.
Estos patrones de comportamiento pueden llevar a que muchos niños sean diagnosticados con TDAH cuando, en realidad, sus síntomas podrían estar relacionados con factores ambientales y no con un trastorno neurológico.
El TDAH en la vida adulta
Algunos niños con TDAH logran desarrollar habilidades cognitivas, como el autocontrol y la paciencia, con el apoyo de padres, profesores o terapeutas. A medida que crecen, suelen adaptarse mejor a entornos laborales que les permiten moverse y realizar diversas tareas a lo largo del día.
Sin embargo, muchos adultos con TDAH enfrentan desafíos en su vida cotidiana, especialmente cuando se convierten en padres y deben gestionar la paciencia, el orden y la organización. Algunos adultos no experimentan dificultades significativas, otros se regulan mediante medicación, y un tercer grupo desconoce que sus problemas de atención tienen un origen neurológico y no saben cómo compensarlos.
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