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Tómate en serio que aprendan a nadar

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Lucia

En un amplio reportaje, The New York Times nos recuerda que enseñar a nadar a tus niños no es capricho, ya que el ahogamiento es la principal causa de fallecimiento en los menores estadounidenses. Y los latinos están entre la parte de la población que no sabe nadar.

Yadira Salcedo nació en la Ciudad de México y sus padres no sabían nadar. Cuando era niña, casi se ahoga al caminar hacia la parte honda de una piscina privada.

Ahora que tiene dos hijos en Santa Ana, California, Salcedo está “rompiendo el ciclo”, según dijo, y se asegura de que Ezra, de 3 años, e Ian, de 1, nunca vivan ese horror. La familia obtuvo una beca de la Cruz Roja para un nuevo programa que enseña a nadar a los niños que quizás no cuentan con otras oportunidades de aprender.

Hace unos días, Salcedo y sus hijos entraron juntos a la piscina del Centro Comunitario Salgado con tablas de natación e hicieron burbujas con un instructor, Josue, quien habla una mezcla de inglés y español.

El ahogamiento es la causa principal de muerte entre los niños de 1 a 4 años, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Es probable que este mes aumenten los fallecimientos, como sucede todos los meses de julio cuando los niños se ahogan a unos cuantos metros de sus padres antes de gritar, luchar ni chapotear. A principios de julio se ahogaron un infante de 4 años en una alberca de un hotel de Texas, otro de 5 años en un río de California, otro más de 6 años en un lago de Misuri y uno de 10 años en una piscina pública de Indiana.

No obstante, pese a los llamados de las Naciones Unidas, Estados Unidos es el único de los países desarrollados que no cuenta con un plan a nivel federal para abordar la crisis. Parece que 30 años de avances en la reducción del número de muertes por ahogamiento en el país se han estancado y las desigualdades en los fallecimientos entre algunos grupos raciales han empeorado.

“Es difícil imaginar una causa de muerte más evitable. Nadie dice:

‘Bueno, algunas personas simplemente se ahogan’”, comentó William Ramos, profesor adjunto de la Escuela de Salud Pública Bloomington de la Universidad de Indiana y director del Instituto de Actividades Acuáticas de esa escuela.

“Es hora de ir más allá de las estadísticas tristes y responder al ‘por qué’ y al ‘cómo’”, señaló.

Un padre que nunca ha aprendido a nadar tiene un 87 por ciento de probabilidades de que su hijo tampoco aprenda, dijo Sadiqa A.I. Kendi, jefa de la división de medicina de emergencias pediátricas en el Centro Médico de Boston, que estudia la naturaleza cíclica de las lesiones y la inequidad.

“Esto es antropología”, dijo Ramos. “Empezar una nueva narrativa en torno al agua no es una tarea fácil”.

Hace poco, los Institutos Nacionales de Salud publicaron una convocatoria de proyectos de investigación para estudiar la prevención de los ahogamientos, al decir que “no se sabe mucho” sobre las estrategias de intervención que funcionan. Los CDC señalaron que planean realizar un análisis a fondo de los ahogamientos infantiles en varios estados para entender mejor los factores que contribuyen a que estos sucedan.

Pero los expertos en epidemiología señalan una serie de factores que podrían dificultar cada vez más la disminución de la brecha, entre ellos la reducción de los presupuestos del departamento de recreación, una escasez de salvavidas a nivel nacional y una era de distractores en el área de las piscinas mientras los padres compaginan la supervisión de los niños, las computadoras portátiles y los teléfonos celulares al trabajar a distancia.

A más largo plazo, es probable que las cifras empeoren debido al cambio climático, señaló Deborah Girasek, una investigadora sobre ahogamientos en la Universidad de Servicios Uniformados de las Ciencias de la Salud.

Es probable que más niños se ahoguen en inundaciones provocadas por huracanes en Florida, que caigan por el hielo delgado de Wisconsin o que se metan a embalses restringidos en Yosemite para descansar del calor que va en aumento. (Las investigaciones muestran que los ahogamientos se incrementan con cada grado que aumenta la temperatura).

De acuerdo con los CDC, pese a que, en general, los fallecimientos por ahogamiento han descendido en un tercio desde 1990, tan solo en 2020 aumentaron 16,8 por ciento. Cada año, sigue habiendo más de 4.000 en Estados Unidos y casi una cuarta parte de los fallecidos son niños. Un análisis de los CDC muestra que los niños negros de 5 a 9 años tienen una probabilidad de ahogarse en las piscinas 2,6 veces mayor que los niños blancos, y los de 10 a 14 años tienen 3,6 veces más probabilidades de ahogarse. Las desigualdades también están presentes en la mayor parte de los grupos de edad en el caso de los niños asiáticos e isleños del Pacífico, latinos y los nativos estadounidenses y de Alaska.

Los factores socioeconómicos también están en juego. Un estudio de ahogamientos en el condado de Harris, Texas, por ejemplo, mostró que eran casi tres veces más probable para un niño en un hogar multifamiliar que en una residencia unifamiliar, y que los ahogamientos en piscinas multifamiliares, como la del apartamento de Salcedo— eran 28 veces más probables que en las piscinas unifamiliares.

Salcedo dijo que a menudo veía niños nadando en la piscina de su complejo de apartamentos sin supervisión, con la puerta entreabierta con una botella de agua o un zapato.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Ryan Johnson / wikimedia

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