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La vuelta al trabajo y qué hacer para que no se rompa el vínculo con tu bebé

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Lucia

Ya eres mamá, pero la vida sigue, y tu progreso profesional y el sostenimiento de la familia requieren la vuelta al puesto de trabajo. El apego seguro entre el bebé y tu no sólo se nutre de la cantidad de tiempo compartido madre-hijo, sino –fundamentalmente- también de la calidad de ese tiempo. Pero debes organizarte y sobre todo esforzarte en que el tiempo (menor en duración) que pases con el o ella, sea intenso.

Las caricias, los juegos, el baño a última hora o acostar a tu hijo son momentos que representan mucho para el nene en términos de ese apego seguro, publicó MDZ.

Es mejor que las madres que tienen que salir a trabajar se hagan responsables de su decisión, en lugar de sentirse culpables (la culpa no ayuda a tomar buena decisiones). Es importante que se ocupen de elegir bien quién cuidará a su hijo mientras no esté, para que esa persona siga ofreciéndole todos los estímulos necesarios para un crecimiento saludable.

Recomendaciones para volver al trabajo y no afectar ese vínculo madre-hijo

• Traspaso. Que ese proceso sea gradual, para que tanto la mamá como el bebé comiencen a confiar en la persona que oficiará de cuidadora.

• Horarios flexibles. Comenzar yéndose de la casa pocas horas e ir aumentándolas paulatinamente.

• Disponibilidad. Volver a casa y ofrecer diversos momentos de encuentro madre-hijo.

• No ofenderse. Tolerar amablemente las manifestaciones del hijo por las ausencias de la madre.

• Renuncias. Dejar de lado otras actividades para priorizar la presencia materna/paterna durante los primeros mil días.

• Teléfono/Webcams. Hoy la tecnología permite estar, inclusive a la distancia.

• Ajustar agendas. Acordar con el padre que cada uno salga más tarde y vuelva más temprano un par de días de la semana para acortar el tiempo sin papá y/o mamá.

Otros expertos atribuyen algunos de los males que hoy enfrentamos a un cambio cultural que nos hace criar ‘en serie’ a nuestros hijos: antes se criaba en paralelo, entre la mamá, la abuela y las tías, todas en cierta medida haciéndolo en simultáneo. Ahora, cuando se va la mamá, entra la abuela; cuando se va la abuela, entra la empleada; cuando se va la empleada, entra de nuevo la mamá; pero no tienen contacto entre sí los adultos que crían, entonces no pueden enriquecerse unos de otros. Lo mismo sucede con el papá y la mamá cuando los dos trabajan: entra uno y sale el otro, y el desafío es poder hacer un intercambio rico entre ellos.

Es muy importante promover ese cruce de información, experiencias, reacciones entre lo que cada uno de los cuidadores ve y percibe.

Consensuar pautas, establecer límites, compartir la evolución del bebé en respuestas a estímulos, muestras de cariño, consignas lúdicas; prestar atención a diversos procesos emocionales y de expresión de la criatura son aspectos clave en los cuales los cuidadores deben funcionar como un equipo.

Photo: © Anastasia Shuraeva / Pexels

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