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Cómo empatizar con los niños… y enseñarles empatía

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Lucia

Todos fuimos niños, y solo con forzar un poco la memoria podemos recordar experiencias que vivimos en esa época. Ahora, al enfrentarte a la educación de tus hijos, es momento de trabajar la empatía con los niños desde sus primeros años, aconsejan desde As.
Aprende autocontrol
Para los adultos no siempre es fácil reaccionar adecuadamente ante la impulsividad o los estallidos emocionales de los niños, pero es imprescindible que aprendamos a aplicar el autocontrol. Cuando tu hijo se expresa no necesita que se le reprima, sino que se le escuche, se le comprenda y se le ayude a canalizar lo que siente.
Así, los padres deben hacer el mayor ejercicio de empatía al lograr controlar sus propias emociones para poder atender las de los niños.
Escucha y observa, ponte en su lugar
Para poder ponerte en la piel de tu hijo necesitas saber qué piensa y siente. Para esto has de escuchar y observar.
En ocasiones, los niños pueden decirnos cómo se sienten, pero su vocabulario será limitado y con frecuencia no tendrán claro lo que les ocurre. Por ello, además de escuchar hemos de observar sus reacciones y gestos y comprender la situación que les ha conducido hasta aquí.
Puedes recurrir a tus propias experiencias (salvando las distancias) para entenderlos. ¿Cómo te sientes tú cuando se frustran tus planes? ¿Y cuando alguien te dice qué debes hacer?
Amplía su vocabulario emocional
Poner nombre a las emociones de tus hijos es una excelente forma de transmitirles que te importa cómo se sienten, que estás al tanto y puedes ayudarles a comprender. Por ejemplo, si tu hijo grita y patalea cuando quieres sacarlo de la bañera, puedes ayudarle verbalizando “sé que estabas muy a gusto jugando en el agua y tener que salir te hace sentir enfadado, pero ya es hora de cenar”.
No temas en emplear términos que quizá no conozcan ni utilicen, como frustrado, decepcionado, ilusionado, celoso. Es importante que vayan conociendo opciones más allá de “me siento bien o me siento mal”, pues esta es la base de la educación emocional que les permitirá comprenderse y comprender a otros.
Trabajar con cuentos, actividades y juegos que amplíen el vocabulario emocional también será una excelente medida.
Sin duda, crecer con unos padres empáticos hará que esta habilidad se forje de forma natural en el niño. Sin embargo, podemos fortalecer este proceso entrenando al menor en diferentes situaciones.
Por ejemplo, al ver una película o leer un libro podemos hablar acerca de cómo cree que se sienten los personajes, qué piensan y necesitan en cada momento. Además, las situaciones de la vida diaria pueden servirnos de ejercicio: “¿cómo crees que se sintió tu amigo cuando le regañó la profesora?”, “papá está enfermo, ¿qué crees que podemos hacer para que se sienta mejor?”. Este tipo de preguntas abiertas animan al niño a reflexionar y a poner en práctica sus habilidades.
Hablar con los hijos para generar empatía.
El diálogo siempre es la mejor manera de llegar a acuerdos y de gestionar las emociones entre padres e hijos.
Recuerda lo que no es empatía
Algunos padres rehúsan emplear la empatía en ciertas situaciones de crianza porque tienen un concepto erróneo de la misma. Hay quienes piensan que un exceso de la misma puede volver a los niños débiles, caprichosos, consentidos o egoístas. Sin embargo, esto no es así.
Mostrar empatía con los niños no implica ceder ante sus caprichos ni tampoco implica justificar sus malos comportamientos. Un padre empático puede perfectamente poner límites y educar en las conductas correctas, pero lo hace partiendo de la comprensión. Antes de corregir o al momento de dar una orden, se toma el tiempo de entender la perspectiva de su hijo y de validar lo que siente.
Si consideras que el niño debe irse a dormir a las 9, tener empatía no significa que le dejes quedarse hasta las 10; pero sí implica aceptar su frustración o su tristeza por tener que dejar de jugar, hacerle saber que lo entiendes y que es válido que se sienta así. Luego explicas los motivos por los que es importante irse a dormir.
En definitiva, aplicar la empatía con los niños es un requisito indispensable de estilos educativos como la crianza positiva o la crianza con apego. El resultado es un menor que crece sintiéndose valioso y tenido en consideración, y que aprende a considerar a los demás. La inversión merece la pena.
Photo: © Advanceddentistry / pixabay

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