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Guía para padres primerizos (y II)

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Lucia

Si nunca has sido madre o padre, la llegada del bebé será de zozobra.

Ignoras muchas cosas y te llueven consejos por todas partes, algunos contradictorios. Entender a un recién nacido lleva su tiempo, dicen en Ser Padres. Hacia los cuatro meses los padres ya sabremos manejar con soltura a nuestro bebé pero, mientras, no nos vendrá mal una ayuda. Aquí te dejamos algún consejo para que te vayas guiando.

Si has empezado a dar el pecho a tu pequeño seguro que te han asaltado dudas con respecto a tu alimentación. Lo mejor que puedes hacer es tener seguir una dieta sana para conseguir efectos positivos tanto en tu salud, como en la del bebé. Y por eso lo mejor evitar algunos alimentos durante este periodo de lactancia.

     Los niños que se toman pecho hacen más deposiciones que los que toman leche artificial. En general suelen hacer entre una y cuatro cacas al día, pero podrían ser exactamente el mismo número que tomas hagan al día. Puede ocurrir incluso lo contrario, que no depongan en varios días y que no haya molestias, esto también es normal.

     A partir de los tres meses aproximadamente, los niños necesitan una cierta rutina en su vida. Por lo tanto, hay que procurar acostarles a la misma hora y siguiendo un mismo ritual. Esto deberá mantenerse durante los siguientes años. Cuanto antes se introduzcan las rutinas en el bebé mucho mejor.

Cuidados del bebé

     Cuanto más pequeños son, más se sobresaltan si nos acercamos precipitadamente, sin previo aviso. Primero hay que mantener contacto visual y hablarles. Luego, colocando una mano debajo de la cabeza y otra bajo el tronco, les levantamos con suavidad. No son tan frágiles como parecen, así que cojámosles con suavidad, pero con firmeza.

     Uno de los puntos más delicados de los bebés son las nalgas. Por lo tanto, conviene cambiar su pañal a menudo y así evitar que se irriten.

Aunque los modernos superpañales los mantienen secos durante largas horas, el calorcillo húmedo en la zona de la barriga no es nada bueno para la piel.

     Cambiarles los pañales sobre una mesa o un cambiador es más cómodo para que la espalda del adulto no sufra, pero hay que tener un cuidado extremo para evitar accidentes. Los bebés son capaces de girar su cuerpo y rodar a las pocas semanas así que nunca dejaremos a un bebé encima de una superficie incluso cuando son recién nacidos y pensamos que no se van a mover.

     Antes de poner un nuevo pañal, hay que limpiarle con suavidad y secarle muy bien, procurando que no quede nada de humedad entre los pliegues. Es mucho mejor el uso de agua y jabón para limpiar los restos de cacá o de pipí en vez de toallitas húmedas ya que irritan con más facilidad.

     Durante las primeras semanas se le puede bañar en el lavabo.

Conviene colocar un protector para no golpearle accidentalmente contra el grifo. También puede usarse una bañerita con silla adaptable.

     Para asearle, en principio bastaría con el agua tibia. Si usamos jabón, que sea neutro. Los polvos de talco están desaconsejados: podría inhalarlos.

     Si el bebé tuviera miedo a la bañera, podemos sentarle desnudo sin nada de agua, darle algún juguete y luego ir llenando la bañera poco a poco. La rutina y el ambiente tranquilo harán que rápidamente se acostumbre a esta situación.

     Al bañarle, hay que cerrar primero el grifo del agua caliente y después el de la fría. Así evitamos que, si el grifo gotea, le caigan gotas de agua muy caliente.

     La herida del cordón umbilical no necesita un vendaje especial mientras cicatriza. Se puede bañar al pequeño si luego secamos bien la zona del ombligo. Esa parte la lavaremos con agua y jabón, luego la secamos y dejamos al aire. Si la herida supura o sangra, hay que consultar al pediatra.

     La mayoría de los recién nacidos llevan demasiada ropa. Si están abrigados en exceso, pueden llegar a sufrir un sofocón: sudan y se sienten mal. La regla que recomendamos los pediatras es que lleven una capa más de lo que solemos llevar los adultos.

     En los primeros meses es normal que el pequeño tenga las manos y los pies fríos. Pero si la piel a la altura de los omóplatos o la tripa está caliente y seca, significa que no tiene frío.

     Durante los primeros meses la cabecita del niño necesita apoyo.

Cuando le tengamos en brazos, hay que sostenerla en todo momento con suavidad, pero con firmeza. Los recién nacidos se asustan mucho cuando se les cae hacia un lado o hacia atrás, pero es muy difícil que pueda lesionarse si no se sujeta adecuadamente.

     Las uñas de los bebés crecen muy rápido. El mejor momento para cortárselas es cuando duermen profundamente. Podemos cortarlas desde el primer día y utilizaremos o una tijeras de punta redonda (roma) o una lima de vidrio ya que normalmente las uñas se les rompen con facilidad.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © RDNE Stock project / Pexels

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