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Cuidado con los excesos de dulces en Halloween

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Lucia

La celebración de Halloween puede convertirse en excusa para excesos en las personas de cualquier edad. En el caso de los niños, el peligro es extralimitarse en el consumo de dulces. Los especialistas nos advierten en Sport que durante esta celebración es posible que nuestros hijos sobrepasen en más de 1.000% el consumo máximo diario de azúcar recomendado por la organización Mundial de la Salud (OMS).   ¿Qué podemos hacer las madres y padres cuando el verdadero monstruo es el azúcar? Fácil: no invitarle a la fiesta. Ahora es cuando a algunos de vosotros se os pasan por la cabeza algunas de estas frases:   "Un día es un día" "Mi hijo no come tanto azúcar como para restringirle en Halloween" "Estamos demonizando el azúcar" Pobres niños, sin un dulce "Entonces, ¿no podemos celebrar Halloween?"   Vamos a ir repasando cada una de ellas con la ayuda del dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario Aitor Sánchez, que además es autor de los libros: 'Mi dieta cojea', 'Mi dieta ya no cojea' y '¿Qué de doy de comer? Una guía para que los más pequeños coman de forma saludable'.   Podríamos pensar que estamos exagerando, que un día es un día, y que no hay que ser tan estrictos. "Efectivamente, un día es un día, pero ¿esto es realmente así? Todos sabemos que no. ¿A cuantos cumpleaños de amigos del cole va tu hijo? Apostaría que de media serán unos 15 al año. A estos 15 cumples de amiguitos hay, además, que sumar los cumples familiares, los viernes o fines de semana que nos damos “un caprichito”, las navidades, las vacaciones de verano donde se suele abusar de los helados… Y, al final, un día son en realidad muchos días" nos dice Aitor Sánchez.   Mi hijo no come tanto azúcar como para restringirle en Halloween   La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 20-25 gramos de azúcar al día, y ya en el desayuno, en muchos hogares, se sobrepasa esta cantidad. Veámoslo con un ejemplo: 2 cucharaditas de Cacao soluble tienen 7 gr de azúcar. Imaginemos que estos niños no solo toman un vaso o taza diarios, lo suelen acompañar de cereales o galletas (una ración de 40 gr de galletas contiene 8,4 gr de azúcar). Además, ¿en cuántos hogares no se complementa el desayuno con un zumo procesado? Y un brick individual de 200 ml contiene 9,6 gr de azúcar.   Hagamos la suma: 7 gr del cacao + 8,4 de las galletas + 9,6 del zumo envasado= 25 gramos de azúcar. ¡Ya hemos llegado al límite y no son ni las 9 de la mañana!   Por citar un estudio, de los muchos que hay, en 2017, unos investigadores concluyeron que, la ingesta de azúcares añadidos suponía el 52% del total de las calorías de los niños de 9 a 12 años, un porcentaje que se elevaba al 56% en los adolescentes entre los 13 y los 17 años. Estos azúcares provenían principalmente de chocolates, bebidas azucaras, productos de panadería y repostería, lácteos azucarados, zumos envasados y cereales de desayuno.   Consumir azúcar aumenta el riesgo de padecer obesidad, diabetes hipertensión e, incluso, cáncer. Además, deteriora nuestra mente y aumenta las probabilidades de padecer demencia.   Estamos demonizando al azúcar   Hoy en día sabemos que el azúcar es malo, que aumenta el riesgo de padecer obesidad, diabetes (exceso de azúcar en sangre), hipertensión e, incluso, cáncer. Además, el exceso de glucosa daña nuestros vasos sanguíneo y los pequeños capilares que se distribuyen por el cerebro, deteriorando nuestra mente y aumentando las probabilidades de padecer demencia.   Es por todo esto que la OMS recomienda que como máximo consumamos 25 gr de azúcar al día.   Esta recomendación no afecta al azúcar presente de forma natural en los alimentos, por ejemplo, al azúcar que puede tener la fruta, la verdura, las legumbres, hortalizas… Por tanto, y esto es muy importante, "NO hay que limitar el consumo de estos alimentos. Lo que tenemos que reducir o eliminar, por tanto, son los azúcares libres", nos dice Aitor Sánchez.   Y para que nos quede claro a qué nos referimos con azúcar libre, Aitor lo detalla así:   al que nosotros añadimos a un alimento, por ejemplo cuando a un yogur le añadimos azúcar. al que le añade a los alimentos la industria alimentaria, por ejemplo, el azúcar que se añade como ingrediente a unas galletas, bollería, refresco, batido… Y, en tercer lugar, el azúcar que se libera de los propios alimentos, como por ejemplo cuando exprimimos una fruta, y el azúcar deja de estar en su matriz, en su estructura. El efecto en nuestro organismo de este azúcar liberado es el mismo que el de comernos un terrón de azúcar, ya que le hemos quitado a la fruta su fibra. Además, no lo estamos masticando. La masticación es fundamental porque contribuye a que nos saciemos, por eso nos podemos comer un zumo sin pestañear, pero somos incapaces de tomarnos tres naranjas seguidas”.   Por tanto, debemos limitR o eliminar el azúcar libre (no más de 25 gramos al día) y no preocuparnos del azúcar presente de forma natural en los alimentos.   "Asociar la felicidad infantil a la comida poco saludable ya debería darnos una posta de que algo no está funcionando. La felicidad infantil no depende del consumo de bollos, chuches o comida basura. De ser así, no hubiera habido sobre la faz de la Tierra ningún niño feliz hasta entrado el siglo XX", nos dice Aitor Sánchez en su libro '¿Qué doy de comer?'   Entonces, ¿no podemos celebrar Halloween?   No se trata de no celebrar Halloween o fiestas de cumpleaños, "se trata de empezar a planear los eventos en torno a la diversión en lugar de hacerlo en torno a la comida", nos dice Aitor, y nos pone algún ejemplo: "organizando fiestas activas con juegos y actividades que fomenten la creatividad: hacer una máscara, un collage de fotos, una yinkana...". Y añade: "esta actividad puede servir para confeccionar el regalo que cada niño se llevará a casa, en lugar de la típica bolsa de chuches que se les suele dar, por si no habían consumido suficiente azúcar en la fiesta".   Cómo evitar el consumo excesivo de dulces en Halloween   Con Halloween a la vuelta de la esquina, ¿qué alternativas podemos ofrecer a nuestros hijos en esta y en cualquier otra celebración?   Aitor propone algunas ideas:   Sustituir los bocadillos de pan blanco (hecho con harinas refinadas) por bocadillos hechos con pan integral. Cambiar los rellenos más utilizados hasta ahora (nocilla, paté, embutido…) por rellenos más saludables, por ejemplo, de hummus, de queso, de crema de cacahuete... Cambiar las patatas fritas y ganchitos por frutos secos o brochetas de fruta cortada y palomitas caseras. En lugar de refrescos y batidos de chocolate: batidos de fruta entera, aguas saborizadas...   No olvidemos que el objetivo es que estos aprendizajes, que a nosotros, posiblemente nos han llegado tarde, sean interiorizados por nuestros hijos desde pequeños. Porque, como dice Aitor Sánchez, “si inculcamos a nuestros hijos buenos hábitos alimenticios, hay muchísimas probabilidades de que los mantengan cuando sean adultos”.   Photo: © Hideya HAMANO / Flickr

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