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La autoestima infantil es positiva… pero sin pasarse

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Lucia

La autoestima en la infancia ha sido un tema ampliamente discutido, en su mayoría enfocado en cómo reforzarla y cuidarla durante la crianza.

Sin embargo, la psicología también advierte sobre los peligros de una autoestima excesivamente alta en los niños, un aspecto menos explorado pero con posibles consecuencias negativas.

Según los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), aunque el estudio de la autoestima infantil aún es limitado, especialmente en países como España, ya se han comenzado a identificar los efectos de un exceso de autoestima en los más pequeños. En un estudio europeo liderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros, como el de la Universidad de Washington, se concluye que la autoestima comienza a establecerse desde los cinco años. Sin embargo, como señala Ferran Marsà, profesor de la UOC, "se sabe poco de la influencia de padres y escuelas en la autoestima infantil, aunque algunos investigadores ya están apuntando a estudios cualitativos".

La psicología tradicionalmente ha reconocido dos tipos de autoestima:

baja y alta. Las personas con baja autoestima tienden a sentirse acomplejadas, mientras que aquellas con autoestima alta son optimistas y conscientes de sus fortalezas y debilidades. No obstante, como advierten los psicólogos de Psicólogos México DF, un exceso de autoestima puede tener efectos adversos. Este exceso se produce cuando los niños desarrollan una percepción exageradamente positiva de sí mismos, lo que puede llevarlos a sentirse superiores a los demás y a no reconocer sus defectos. A diferencia de una autoestima alta saludable, la autoestima excesiva crea una imagen distorsionada, donde el niño se cree "perfecto"

y superior.

Sylvie Pérez, psicopedagoga de la UOC, advierte que este tipo de autoestima puede desencadenar comportamientos como el desprecio por la autoridad, una competitividad desmedida y la necesidad constante de demostrar el propio valor, minimizando el de los demás. Según Pérez, es esencial que los padres eviten convertir a sus hijos en "pequeños emperadores", porque un exceso de autoestima puede llevar a los niños a no medir los riesgos y a valorar a los demás con un criterio narcisista.

La alta autoestima en los niños puede ser el resultado de diversos factores, entre ellos, el miedo de los padres a que sus hijos desarrollen baja autoestima. "Tenemos tanto miedo de una posible baja autoestima que creemos que lo mejor es que sea muy alta", explica Pérez.

Además, Marsà señala que muchos padres proyectan sus propias experiencias infantiles, lo que a veces lleva a malentendidos en la crianza. "Hemos pasado de un extremo a otro, de patrones educativos rígidos a otros que se escapan de la realidad", agrega Marsà.

Otros factores que contribuyen a este fenómeno incluyen la creciente influencia de guías y pautas sobre la crianza y la presencia de Internet en la vida de los niños. Marsà advierte que la paternidad y la maternidad se han convertido en un negocio, con métodos y teorías pedagógicas que no siempre tienen base científica. Además, Pérez señala que la falta de mediación adulta en el uso de Internet también afecta el desarrollo de la autoestima. "El problema no son las pantallas, sino la ausencia del adulto", indica, subrayando la importancia de que los padres ayuden a sus hijos a interpretar el feedback que reciben en línea.

Para Pérez, la clave está en encontrar un equilibrio. "Si tengo una autoestima muy alta, no necesito a los demás; si la tengo muy baja, no puedo hacer nada sin los demás. Lo adecuado es tener una autoestima alta, pero ser capaz de escuchar a los demás, empatizar y valorar sus opiniones", concluye.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IG

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