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¿Se está perdiendo la cultura de la lactancia materna?

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Lucia

Nuestras abuelas asumían con bastante más naturalidad la lactancia materna, incluso en público, pero cada vez más parece que ha dejado de ser socialmente bien visto que una madre alimente a su bebé de forma natural, en un parque o donde le toque comer a la criatura. “Hay muchísimo tabú respecto a la lactancia y las mujeres que dan el pecho en público o que alargan el amamantamiento, sufren rechazo”, apunta la pediatra Susana Ares Segura, en ConSalud.
Entre otras cosas, esto se debe a que “se ha perdido la cultura de la lactancia”, asegura su colega la Dra. Marta Gómez Fernández-Vagué. Uno de los motivos fue la incorporación de la mujer al mundo laboral y la dificultad de conciliar amamantamiento y trabajo.
Además, “las casas comerciales hicieron una campaña importante a favor de las leches artificiales, considerándolas incluso mejores que la leche materna”, señala la pediatra Susana Ares. “La leche de la madre, como ocurre con todos los mamíferos, es la alimentación más completa y de mejor calidad para un bebé”, motivo por el cual los profesionales hacen hincapié en proteger esta práctica.
La deshumanización a la hora de dar el pecho no es más que un constructo social moderno. La sociedad considera “raras o hippies” a aquellas madres que eligen dar el pecho más de un año, sin embargo, en los países en vías de desarrollo, lo más habitual es ver a niños de más de dos años tomando el pecho. La experta comenta que, en aquellos países donde es difícil conseguir leche de fórmula o incluso agua potable, la única manera de que los bebés sobrevivan, es que se mantenga la lactancia materna.
La OMS y Unicef, recomiendan que los bebés se alimenten con leche de su madre hasta los dos años. A partir de ese momento, y siempre teniendo en cuenta que a los seis meses debe introducirse la alimentación complementaria, la lactancia puede alargarse “todo lo que el bebé y la madre puedan y quieran”.
“Mientras haya un bebé estimulando la producción de leche, la lactancia puede alargarse lo que haga falta”. “En otras culturas, es común ver a niños de cuatro o seis años que aún toman el pecho. Y aquí antes también era así”, apostilla la doctora Gómez Fernández-Vagué.
La Dra. Ares recuerda que hace unos años, ante cualquier posible complicación, enseguida se optaba por abandonar el amamantamiento, “como si no mereciera la pena seguir dando el pecho aunque haya algún inconveniente”. En la promoción y apoyo a la lactancia, los profesionales tienen “un papel fundamental”.
Tampoco hay formación a las madres en todos los centros ni es tan frecuente la crianza en común como era antes, apunta la Dra. Gómez.
“Muchas veces las madres piden ayuda y se encuentran con profesionales poco formados que les dicen que dejen de dar el pecho y pasen al biberón”.
Para acabar con este estigma y devolverle a la lactancia materna la importancia que tiene, es esencial la formación a profesionales y la reivindicación de esta práctica. Las expertas se muestran optimistas respecto al futuro de la lactancia: “Ha mejorado que haya salas de lactancia en lugares públicos”, así como “que haya bancos de leche, pues le da valor a la leche materna”.
Photo: © Janko Ferlič / Unsplash

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