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Reeditan obra del especialista suizo Remo H. Largo, «Primeros pasos», sobre los niños y el juego

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Lucia

Remo H. Largo, fallecido hace más de dos años, era un famoso pediatra suizo que ha investigado sobre el desarrollo infantil y la crianza durante varias décadas. Sus estudios han sido de gran ayuda para los padres y los profesionales de la salud que trabajan con niños. Ahora, se reedita del reconocido pediatra y autor de libros sobre educación "Primeros pasos, desarrollo y educación en los primeros años"(originalmente lanzado en 2004), una obra que vuelve en 2023 completamente actualizada a los tiempos que corren. En nuestro idioma lo ha lanzado Capitán Swing, dice El Español.

"Era necesaria una nueva revisión de este libro, ya que la familia y la sociedad, así como nuestra mirada hacia el niño y la niña, están atravesando una rápida transformación", avanza el autor en el prólogo de la obra. Por desgracia, Largo falleció antes de ver publicada esta nueva versión de su clásico.

Antes de entrar en materia, convendría aclarar primero eso de por qué juegan los niños. Según el pediatra, a través de este comportamiento, que no sólo es característico de los seres humanos, sino que se puede apreciar en las crías de otros animales, los infantes pueden comenzar a practicar comportamientos innatos, como el gateo. Acumular experiencias sobre las cualidades físicas del mundo material, de ahí que lo toquen todo; y adquirir habilidades del aprendizaje social, es decir, imitar lo que ven; serían los otros dos grandes pilares que dan respuesta a la pregunta.

Iguales hasta cierta edad

Estos tres puntos, a priori, sitúan a niños y niñas por igual: juegan al pilla, pilla a gatas para aprender a moverse y caminar, se llevan todo tipo de trastos a la boca para ver qué son y se colocan el teléfono en la oreja imitando a papá o mamá. "Los niños y las niñas apenas se diferencian en su manera de jugar durante los dos primeros años. A los niños les interesa tanto como a las niñas llenar y vaciar recipientes e imitar a las madres en sus tareas domésticas", sentencia el pediatra.

Es más, a modo anecdótico, señala que dieron a los niños (antes de los dos años) muñecas, biberones y cepillos para el pelo. "Comprobamos que dan de comer a las muñecas y les cepillan el pelo igual que lo hacen las niñas. ¡Y eso que, según nos contaron sus padres, la mayoría de los niños no había jugado nunca antes con muñecas!", exclama.

Sin embargo, en sus investigaciones, basadas en estudios longitudinales realizados en el Hospital Infantil Universitario de Zúrich, donde se hizo seguimiento a más de 900 niños y niñas desde el nacimiento hasta la edad adulta, verificó que algo cambiaba al llegar, concretamente, a los

18 meses. Es ahí cuando los varones se inclinaban más a desarrollar habilidades relacionadas con la exploración del entorno y las hembras con los aspectos sociales.

Es decir, las diferencias de por qué los niños y niñas se inclinan más por unos juegos u otros estarían condicionadas, en primera instancia, por el sexo. Así, el pediatra pone un ejemplo: "Entre los muebles de juguete que dispusimos para que jugasen los niños del estudio había un pequeño horno. Las niñas lo usaban para hacer que cocinaban la comida y los niños querían averiguar cómo estaba ensamblado el horno y cómo funcionaba".

Sin embargo, el pediatra no se desmarca del condicionante social que acompaña a esta teoría. En primer lugar, porque las niñas se estarían viendo influenciadas por aquello que ven. Y, segundo, porque fuera del ámbito del juego y ya desde un punto de vista general, Remo reconoce en su obra que "predisposición y entorno no son factores opuestos". Aunque cada infante lleve un determinado material genético que le marque en algunos aspectos, admite que las experiencias que tenga el niño serán fundamentales para su desarrollo.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Editorial Capitán Swing

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