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Consejos para padres de niños rebeldes con las comidas

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Lucia

Hay niños para los que el momento de las comidas son un auténtico calvario. Rechazan muchos tipos de alimentos, comen poco y mal. Si este es el caso de tus niños, en Eres Mamá te cuentan cómo actuar para lograr revertir la situación.
La alimentación infantil es uno de los aspectos que más preocupa a los padres. Por eso, cuando un niño se niega a comer, lo hace en cantidades muy pequeñas o rechaza una gran mayoría de alimentos, saltan las alarmas. El miedo a las carencias nutricionales lleva a los padres de niños muy selectivos con las comidas a cometer algunos errores que empeoran o perpetúan la situación.
En otros artículos hemos hablado acerca de las características de los comedores selectivos y nos explayaremos mucho en esto. Sin embargo, a modo de resumen, podemos decir que esta puede ser una fase normal y transitoria en un momento dado del desarrollo o derivar en un trastorno severo, si no se toman a tiempo las medidas adecuadas.
Entonces, si tu pequeño restringe grandes grupos de alimentos, se niega a probar sabores y texturas nuevos, come muy poco y cada comida se convierte en una batalla, ¡no te aflijas! A continuación, te ofreceremos algunas pautas que te pueden ser de gran utilidad.
- 1. No presiones a los niños muy selectivos con las comidas Es natural que cuando los padres ven que su hijo apenas come o que come “mal” sientan preocupación y traten de solucionar el problema por cualquier medio.
Sin embargo, poner un excesivo enfoque en la alimentación del niño y darle demasiada importancia puede perpetuar el problema en el tiempo.
Así, te recomendamos adoptar las siguientes actitudes positivas yconstructivas:
    Mantén la calma. Recuerda que puede ser una fase transitoria y que, en cualquier caso, toda situación se aborda mejor en un entorno tranquilo.    No hables con otras personas sobre lo mal o lo poco que come tu hijo cuando él esté delante.    Evita que todas las conversaciones familiares o las interacciones con tu hijo giren en torno a la comida. Esto hará que el pequeño genere una asociación negativa con la alimentación, así que procura no darle importancia.    Al momento de comer, no generes expectativas ni te dediques a mirar con ansiedad cuánto y qué come tu hijo. De nuevo, esto solo añade presión y sentimientos desagradables al momento de alimentarse. Trata de actuar con naturalidad y no hagas de la alimentación el centro de la dinámica.
Si tu hijo rechaza los alimentos, come poco o mal, no busques presionarlo. Pues el objetivo es modificar los hábitos y esto no se consigue de la noche a la mañana.
- 2. Permite la autorregulación y respeta las preferencias En ocasiones ejercemos un excesivo control sobre la alimentación infantil y queremos determinar exactamente cuánto y qué deben comer los hijos en cada momento.
Sin embargo, los niños son muy capaces de autorregularse, ya que saben percibir con facilidad sus señales de hambre y de saciedad. Así, si tu pequeño no quiere comer más, no lo obligues ni lo presiones a terminarse el plato. Confía en que comerá lo que necesite.
Por otro lado, también es importante respetar (en la medida de loposible) las preferencias alimentarias de los niños. Esto no implica dejarles comer únicamente golosinas, pero sí darles un cierto margen de elección dentro de los alimentos saludables.
Permitir que el pequeño escoja entre varios tipos de pescado o entre varias formas de preparar una verdura lo hará sentir más autónomo, escuchado y tenido en cuenta, y esto mejorará su disposición a comer. Especialmente, puede resultar útil hacia los dos años de edad, cuando la negativa a comer es el resultado del deseo del niño de reafirmarse y de expresar su individualidad.
- 3. Fomenta una relación sana y natural con la comida La mejor medida que podemos tomar para evitar que los niños sean muy selectivos con la comida es la prevención. Y, para esto, es importante ayudarles a desarrollar una relación sana y natural con los alimentos desde el inicio.
Una buena estrategia es la práctica del baby led weaning, pues a través de este método se permite que el bebé se acerque a los alimentos, que explore sus sabores y texturas y que los pruebe a su propio ritmo.
Igualmente, y aunque hablemos ya de niños más mayores, esta pauta sigue siendo válida. Por ejemplo, podemos involucrarles en la preparación de los alimentos de forma lúdica, para que puedan manipularlos, conocerlos y hacerlos suyos.
Igualmente, hemos de ser pacientes y ofrecer los alimentos nuevos o rechazados tantas veces como sea necesario, sin desesperar, hasta que el menor los vaya aceptando.
Photo: © Mostafameraji / wikimedia

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