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Pediatra Anna Estapé cree que el principal error de los padres está «en la gestión de las expectativas» (I)

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Lucia

Gestionar la crianza y la pediatría en tiempos de redes sociales es un desafío que la Dra. Anna Estapé conoce bien. Desde su experiencia como madre y pediatra, ha observado cómo la avalancha de información puede abrumar a los padres, llevándolos a sentirse perdidos en un mar de consejos y opiniones. Sin embargo, en medio de esta vorágine, la clave está en buscar fuentes confiables y recordar que nada sustituye la atención personalizada de un profesional de la salud. La Voz de la Salud habló con ella.

En sus consultas, la Dra. Estapé se encuentra con una serie de preocupaciones recurrentes por parte de los padres. Desde inquietudes sobre la alimentación hasta preguntas sobre el sueño y la fiebre, es evidente que la crianza viene cargada de incertidumbres. Pero quizás una de las decisiones más difíciles para muchos padres es la elección entre la lactancia materna y la leche de fórmula.

La lactancia materna, reconocida por sus innumerables beneficios, a menudo se enfrenta a obstáculos que van más allá de lo físico. La falta de apoyo, la desinformación y los desafíos personales pueden influir en la decisión de una madre. Y aunque se promueve ampliamente la lactancia materna, la Dra. Estapé reconoce la importancia de respetar las decisiones individuales de cada familia.

"Todos sabemos los beneficios que tiene la lactancia materna, tanto para el bebé como para la mamá. Ya sabemos que es maravilloso siempre que la madre quiera y pueda. Pero hay familias que no pueden optar por ella y aquí lo diferenciaría en dos partes. Por un lado, aquellas que, por decisión propia, deciden optar por el biberón. Puede ser por experiencias personales que hayan tenido, experiencias familiares, creencias, la relación con el sueño que pueda tener la familia, miedos como si le dolerá o no, incluso falta de información o de apoyo pensando en una incorporación al trabajo más precoz. Todo esto, a veces, son motivos que a las madres les puede llevar a optar por el biberón o por la lactancia en fórmula", afirma.

"Madres que sí les gustaría hacer esa lactancia materna pero que, por distintos motivos, al final optan por el biberón. Porque les falta apoyo, les duele y no saben el motivo… Es cierto que, a nivel de los profesionales sanitarios, a veces no tenemos el tiempo para dedicarnos a esto último, aunque deberíamos. También por agotamiento, porque los bebés hacen tomas muy frecuentemente y hay mamás que prefieren priorizar un poco su descanso. Y por último, creo que hay otro tema de: "Mi bebé no se está alimentando lo suficiente o lo encuentro con dificultades para la lactancia". Todo esto se tiene que valorar. La lactancia no debe doler, las grietas en un pezón se debe valorar cuál es la causa", agrega.

Otro tema candente en la crianza es el manejo de las rabietas infantiles. Lejos de ser actos de desobediencia, las rabietas son una fase normal del desarrollo del niño. Sin embargo, muchos padres luchan por comprenderlas y a menudo recurren a métodos que pueden empeorar la situación. Para la Dra. Estapé, la clave está en "CONREAR": Conectar, Responder, Emocionar, Acompañar, Repasar y Reparar.

Estapé detalla: "Para mí es como poner una semilla para que en un futuro crezca una flor, que simboliza la habilidad emocional para el futuro. El primer "CON" viene de conectar: primero conecto conmigo y luego con el niño. ¿Cómo estoy yo para atender una rabieta? ¿Estoy en disposición de hacerlo? A lo mejor he tenido un día horrible, estoy nerviosa, agotada, tomo conciencia de cómo estoy, hago unas respiraciones. Luego, conectar con el niño. Quiere decir mostrar disposición a escucharle, sin juicios.

Una vez que he conectado conmigo y con el niño, ya viene la "R" de responder. Tenemos que hacerlo con calma porque si tengo una rabieta que es fuego y respondo con nervios, gritos y castigos, estoy poniendo gasolina en ese fuego, estoy avivándolo mas. Muchas veces la rabia, que es lo que solemos sentir cuando sentimos rabietas, se calma o se disipa cuando nos sentimos escuchados. Por eso es importante tener una voz calmada y atender a esa rabieta, pero también conectar. Cuando demos respuesta con palabras, con empatía verbal, pero también con la no

verbal: como está mi cara, la cara arrugada, los ojos, mi postura… Todo esto es importante porque los niños perciben mucho esta empatía no verbal. La "E" es de emoción. Tenemos que poner en palabras lo que estamos sintiendo porque él no sabe lo que es y tenemos que validarla.

Por ejemplo, si el niño está montando una pataleta en el parque porque están jugando y le he dicho que nos tenemos que marchar: "Pablo, entiendo que querías quedarte más tiempo en el parque". Aquí estoy mostrando empatía. Ahí él, que seguramente esté eufórico, cuando le dices que lo entiendes es como: "¡Sí, sabes lo que es esto!". Luego, evidentemente, le puedes nombrar la emoción: "Querías quedarte más tiempo jugando y por eso estás enfadado". Le explicas qué es lo que siente, porque se siente fatal un niño cuando tiene una rabieta. Ningún niño quiere tener una. Le explicas que eso se llama enfado. Y poca cosa más le vamos a decir. Evidentemente, vamos a mantener el límite, tampoco debemos ceder: "Ahora es hora de irnos a casa, a cenar". Eso no quiere decir que esté cediendo al límite.

Respecto de la "A", comenta: Es Acompañar esa rabieta sin prisas, el tiempo que haga falta y la rabieta durará lo que tenga que durar.

Estando a su lado, a veces solo necesitan eso. Sin dar muchas explicaciones, sin hablar mucho, porque en ese momento no están para hablar mucho más. Esto es lo que haríamos en el momento más agudo de la rabieta, pero hay otra "R": la final. Esa será como una segunda fase.

Cuando el niño está más calmado, más tranquilo, quizás es más tarde porque ya nos hemos bañado, hemos cenado y, en la hora del cuento, podemos retomar esa "R".

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IG

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