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«Los niños que fuimos, los padres que somos», una guía para criar a nuestros hijos desde nuestra experiencia infantil

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Lucia

La española Beatriz Cazurro, experta en psicoterapia infantil, ha publicado el libro "Los niños que fuimos, los padres que somos", en el que e trata de conectar la infancia de los padres con la relación que ahora tienen con sus hijos. Diario de Navarra habló con ella.

- ¿Se ejerce una sobreprotección excesiva sobre los hijos?

Hay palabras que están romantizadas, pero la sobreprotección es control en el otro lado. No está en el lado de los comportamientos autoritarios o las amenazas, algo que nos suena a todos tan familiar de cuando éramos pequeños, pero sigue siendo control en forma de aparentes cuidados. Da igual la forma del control. El control no ayuda a la seguridad, a la confianza. Y la protección, cuando toca ejercerla, nunca es demasiada.

- Se vive en una sociedad que busca la perfección. ¿Existen los padres perfectos?

Por supuesto que no. De hecho, las relaciones que los niños deben tener con sus padres, con el mundo, deben ser seguras. Y las relaciones seguras no son perfectas. Hay fallo y hay reparación. Hay perdón, reconocimiento del daño, hay acuerdos, hay crecimientos… Es lo mismo que nos pasaría en cualquier relación de amistad, de pareja o con un jefe. 

Se necesita, y lo necesitamos todos, que se escuche, que se hable, que se discutan los puntos donde haya diferencias, y para todo eso no se necesitan unos padres perfectos ni de libro.

- Se llena a los niños de pantallas, juguetes y actividades diversas. 

Estamos impidiendo que se aburran. ¿Hay que aburrirse?

Ja, ja, ja… Hay que aburrirse. Hay que saber aburrirse. Se les llena de objetos o actividades porque pensamos que en caso contrario se está perdiendo el tiempo y eso no se puede consentir. Vamos muy rápido, se piensa que si un niño no sabe nadar con tres años o andar en bici con cuatro, ya es una pérdida de tiempo. Los niños tienen que estar en movimiento, en contacto con otros niños y explorar.

- ¿No es bueno que tengan actividades organizadas?

Lo son si están bien organizadas, pero, ¿desde qué espacio lo hacemos? 

Si las hacemos desde un lugar de mucha presión y exigencia, no lo son tanto y no valen la pena. No sé si es malo que los niños se aburran, es natural. Todos nos aburrimos, y cuando eso ocurre se da un espacio para contactar con nosotros mismos y generar ideas. Aburrirse es saludable en el sentido de que es parte de la vida. No se trata de dejarles aburrirse para fastidiar, pero va a haber momentos en los que si lo harán.

- ¿Demasiadas pantallas en los niños del siglo XXI?

Sí, y se están utilizando como regulador emocional. A los niños pequeños con rabietas les ponemos la pantalla porque así esa rabieta se desactiva más rápidamente. Ellos necesitan de nosotros para que les calmemos, y eso no lo hace una pantalla. Es verdad que vivimos en mundo con mucho caos, con tanto estrés. Escucho a padres y madres que me dicen que una pantalla es el único apoyo para poder descansar.

- ¿Les damos hasta casi lo imposible para impedir que se frustren?

Frustrarse es importantísimo. Es que la vida está llena de frustraciones, pero también está llena de cosas maravillosas. No es ni un extremo ni el otro. No hay que ponerles cosas aposta para que se frustren, pero tampoco dárselo todo para impedirlo.

- La educación de los hijos siempre se ha colocado en manos de la mujer. 

¿Han cambiado estas concepciones?

Sigue siendo cosa de la mujer. Es cierto que hay una parte monobiológica en cuanto al embarazo, parto y posparto que hace los bebés quieran estar con la madre, pero eso no significa que los hombres no se puedan involucrar. Es verdad que las mujeres seguimos con la carga mental, con la organización de la casa y también en lo de mantener el ánimo emocional de la casa.

- ¿Padres-amigos o simplemente padres?

Padres, solo padres. Padres con una relación de seguridad y confianza. 

No somos sus amigos por mucho que queramos. Nos podemos llevar fenomenal, nos pueden contar muchas cosas, sus problemas... Lo que ocurre es que la propia posición de padre o madre es una figura de autoridad y no nos podemos desligar de ella. Es imposible que seamos amigos de nuestros hijos.

- ¿Hay que justificarse cuando se les dice que no?

Es importante explicarse. A ellos les es más fácil entender los motivos, aunque no nos den su aprobación. Hay veces que los noes son noes, aunque es bueno explicarse y escucharles.

- No obedecen a la primera. ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase y también la hemos dicho?

La obediencia no es señal de que un niño se encuentre bien por dentro. 

Hay muchos niños que obedecen porque tienen miedo. El aprendizaje es cosa de muchas repeticiones y de muchas veces de experimentar las consecuencias. Que no obedezcan a la primera es lo normal.

Photo: © Family First / StockSnap

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