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¿Niños mimados serán adultos débiles?

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Lucia

Un dicho tradicional apunta a que los pequeños que reciben excesivos mimos de sus padres y cuidadores crecerán siendo débiles. Si lo tomas en brazos cada vez que llora, lo vas a malacostumbrar", "Uy, ese niño solo quiere brazos, le estás mimando demasiado".... Son algunas frases que escuchas continuamente si te conviertes en madre o padre, dice EPE.

Frases que te empiezan a alertar de la gran preocupación que existe a nivel social sobre la dependencia de los bebés hacia sus padres.

¿Hay motivos para preocuparnos? ¿Qué es exactamente la dependencia?

¿Hasta qué punto es normal que nuestro hijo sean tan dependiente o, en cambio, es algo que debería preocuparnos? ¿Cómo le afectará esta dependencia cuando sea adulto? Si alguna vez te has hecho estas preguntas, hoy las resolvemos con ayuda de dos psicólogos: Rafa Guerrero y Alberto Soler.

¿Qué es la dependencia?

Una de nuestras funciones como padres, nos dice el psicólogo Rafa Guerrero, "consiste en cubrir las necesidades de nuestros hijos. El motivo es que un neonato, cuando viene a este mundo, viene completamente inmaduro. Esa situación de inmadurez le convierte en dependiente y, por tanto, necesitan que nosotros, como adultos, cubramos sus necesidades".

¿Necesidades? ¿Cuáles son estas necesidades? Todos los bebés y los niños, así como los adultos, tenemos 4 tipos de necesidades que podemos agrupar así:

     Necesidades fisiológicas (comer, dormir, asistencia médica...)

     Necesidades afectivas/emocionales (formar parte de relaciones afectivas estables, ser aceptados tal y como somos y ser importantes para nuestras figuras de apego).

     Necesidades cognitivas (conocer, aprender y comprender el mundo en el que vivimos).

     Necesidades sociales (relacionarnos con otras personas).

"Cubrir las necesidades fisiológicas es algo que hacemos bastante bien, pero las necesidades emocionales a menudo no las vemos como necesidades, y las descuidamos. Y tenemos que tener muy claro que dar cariño no es un extra, no es un lujo, es cubrir una necesidad. Y eso es algo que aún, por desgracia, cuesta entender. Pensamos erróneamente que si las cubrimos les vamos a perjudicar, y es justo lo contrario", nos dice Rafa.

Diferencias entre deseos y necesidades

Un problema recurrente es que solemos confundir necesidades con deseos.

Las necesidades, según cuenta Rafa Guerrero en su libro 'Educación emocional y apego', son "fundamentales para nuestra supervivencia y una correcta salud mental. Y, por tanto, no se negocian y son incondicionales (o deberían serlo)". En cambio, los deseos, "no son imprescindibles para nuestra supervivencia".

Lo que ocurre en muchas ocasiones es que tendemos a pensar que las necesidades son solo las fisiológicas, y encuadramos las afectivas/emocionales, cognitivas y sociales en el campo de los deseos, pero esto es un error que nos lleva, muchas veces a no satisfacer las necesidades emocionales de nuestros hijos, como cuando nuestro hijo llora en la cuna y no le cogemos por miedo a que se acostumbre.

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