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Inteligencia artificial para mejorar la salud mental de los niños con enfermedades crónicas graves

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Lucia

Edgar Jorba, estudiante del grado de Ingeniería de Tecnologías y Servicios de Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), fundó la empresa emergente Aimentia con el objetivo de mejorar el diagnóstico y la atención a las personas con problemas de salud mental.
La empresa emergente participa en un estudio del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona para diseñar y validar un instrumento que ayude a evaluar el sufrimiento de niños y adolescentes con enfermedades crónicas o avanzadas y necesidades paliativas.
Este estudio está liderado por Daniel Toro, psicólogo adjunto en el Área de Salud Mental del Servicio de Atención Paliativa y Paciente Crónico Complejo del hospital. "Trabajamos para disminuir el sufrimiento de los niños y que se adapten, junto con su familia, a la nueva situación. Se trata de intentar que la comunicación sea lo más eficaz posible, porque se ha visto que se obtienen mejores resultados en la salud, tanto de los niños como de los padres". Toro explica que las líneas de innovación del servicio se enfocan a "la evaluación del uso de tecnologías digitales en salud mental. Las herramientas de Aimentia nos permiten poder detectar precozmente situaciones provocadas por la enfermedad —y que a menudo no detectamos a tiempo— para poder intervenir. En un futuro también nos puede ayudar a tener una visión de cómo influye la salud mental de cada miembro de la familia en la salud de los otros".
En el estudio han participado diecisiete niños y adolescentes de más de ocho años con necesidad de cuidados paliativos y sus familias, con previsión de que aumente la participación hasta cien menores. A diferencia de los adultos, actualmente no hay herramientas suficientes para medir el sufrimiento de los niños en esta situación, y se han hecho pocas investigaciones para examinar el impacto de la enfermedad, el tratamiento y la muerte próxima en el bienestar psicológico de los niños y sus familias. Los niños con enfermedades potencialmente mortales experimentan síntomas de depresión y ansiedad, nerviosismo e irritabilidad, que a menudo no se diferencian de los síntomas físicos provocados por la enfermedad. Según Toro, "se trata de una situación cambiante a medida que evoluciona la enfermedad y en la que hacen falta instrumentos fiables y no invasivos que detecten y monitoricen los cambios para que los profesionales podamos actuar de manera adecuada".
Photo: © Hospital Sant Joan de Déu Barcelona

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