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¿Mejor seguir haciendo tareas escolares o desconectar en vacaciones?

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Lucia

Una pregunta habitual que se hacen los padres cuando llegan las vacaciones de verano es si deben de dedicar un tiempo relevante es refrescar conocimientos escolares o es mejor olvidarse por completo durante semanas de esas materias. Un estudio realizado por la Universidad de Colorado, citado por El Español, concluyó que los estudiantes, en promedio, pierden entre el 25 y el 30% del aprendizaje de su año escolar durante el verano.

Louisa Rosenheck, directora de Pedagogía de la plataforma de aprendizaje y participación Kahoot! considera que “el aprendizaje nunca se detiene, y el verano es la oportunidad perfecta para aprender cosas diferentes de las que se enseñan en la escuela y consolidar los contenidos adquiridos durante el año”.

Aprendizaje divertido

Prestar atención a las palabras de los más pequeños ayuda a entender lo que necesitan en cada momento. Si ellos pueden elegir lo que les interesa, el aprendizaje se convierte en algo divertido y significativo.

En este sentido, las vacaciones de verano es un momento ideal para que los niños y niñas puedan dedicar más tiempo a aficiones (astronomía, deportes, naturaleza, lectura…) que no se tratan en profundidad durante el periodo lectivo.

Más del 60% de los padres aseguran querer aprender más sobre los intereses de sus hijos y muchos dicen que sus hijos se emocionan cuando ellos, como padres, se interesan o muestran conocimiento sobre algo que les gusta a sus hijos. De hecho, entre ellos, la gran mayoría (casi 3 de cada 4) lo consideran un hito en el crecimiento de sus hijos, según la encuesta realizada por Kahoot! a 2.000 padres y sus hijos.

Por ello, la comunicación entre el menor y los padres y madres es fundamental. Fijar unos objetivos en común y establecer un calendario consensuado para ponerse de acuerdo con las expectativas consiguiendo así fomentar la motivación en el periodo estival. Del mismo modo, hay que reconocer el valor del aprendizaje práctico y lúdico, ya sea construir una cabaña o practicar deporte.

Descanso de tareas escolares

Los menores necesitan romper con el periodo lectivo, tomarse un descanso de la estructura y las exigencias de las tareas escolares. Ante esto, el verano es una oportunidad para aprender habilidades distintas fuera de las aulas: desde habilidades sociales a creatividad o actividades al aire libre, como acudir a campamentos de verano, ir a la piscina o pasear por el campo.

“Es posible experimentar otro tipo de competencias educativas dejando a un lado el sistema tradicional. Cualquier actividad que los niños elijan por sí mismos fomentará su motivación y eliminará la presión de la escuela y las notas”, afirma Roshenheck. Por ejemplo, si le gusta la música, esta época es perfecta para ir a campamentos musicales, si le gusta el arte, es momento de hacer planes en museos o si le gusta la escritura, se le puede incentivar a tener su propio diario.

La tecnología, un recurso más

Según afirma Roshenheck, “los cuadernillos de verano deben tener su lugar, pero, lo que más motiva a los niños son las actividades sociales y los juegos digitales, por lo que debe haber un equilibrio entre ellas.

Los padres pueden elegir aplicaciones que abarquen los mismos conceptos y participar con sus hijos en familia para consolidar y ampliar el aprendizaje como si de un juego se tratara”.

Necesidades especiales

Otras empresas también han tomado cartas en el asunto y han presentado sus proyectos para este verano. Es el caso de Apolo Kids, una plataforma de aprendizaje personalizado e inclusivo que acompaña a los niños desde los dos hasta los 15 años y que aspira a revolucionar el enfoque desde el que se aborda la educación de los colectivos con necesidades especiales.

El método se basa en potenciar la motivación de los niños mediante experiencias digitales basadas a su vez en aumentar el interés y la autonomía. Detrás del proyecto se encuentran las startups educativas Kokoro Kids y Nannyfy, además de la Fundación Lego.

Tiempo de calidad

En cuanto a la planificación, la experta pedagoga insiste en que “no se debe forzar a los menores a dedicar el mismo tiempo al aprendizaje de los cuadernillos de verano y a la exploración del aire libre, cuando ambos proporcionan valiosas oportunidades de aprendizaje”.

No existe una respuesta única, ya que depende de las necesidades de cada niño, de su capacidad de atención y de sus intereses individuales. En lugar de buscar una cantidad de tiempo definitiva, se aconseja establecer un espacio de diálogo sobre el tiempo a dedicar a cada momento. En definitiva, reflexionar sobre lo que se ha aprendido es mucho más importante que contar el tiempo que se ha dedicado.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXFuel

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