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Cómo educar en la verdad a niños en un mundo en el que la mentira triunfa

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Lucia

A algunos padres se les hace bastante hipócrita exigir a los niños que siempre digan la verdad en esta sociedad en la que la mentira no sólo es admitida, sino se usa habitualmente por políticos, hombres de negocio, y triunfadores en general, sobre eso leemos un interesante artículo en La Vanguardia.
Muchos padres se preguntan qué habilidades van a necesitar sus hijos para triunfar en la vida y, visto el panorama, parece que la de mentir da réditos: un buen ejemplo lo encontramos en el Reino Unido, otrora un país admirado por su sentido común, en el que hoy gobierna un primer ministro que miente sin complejos.
Una búsqueda en Google bajo “Johnson mentiroso” resulta en más de once millones de entradas, que nos recuerdan que, entre otros, Johnson mintió repetidas veces cuando trabajaba como periodista (lo despidieron del Times por ello) y como político (entre otros, aseguró que el Brexit sería bueno para la economía y garantizó 350 millones de libras semanales para la sanidad que nunca llegaron).
Como primer ministro, su última mentira es asegurar que las dieciséis fiestas que se celebraron en Downing Street durante el confinamiento del país eran “eventos de trabajo”. Por mentir, ha mentido hasta a la reina de Inglaterra, pero ello no le impide seguir estando en el poder.
Acostumbrado a caer siempre de pie, el primer ministro británico Boris Johnson podría encontrarse esta vez con una crisis insuperable. Acusado de haber organizado y participado en una fiesta en los jardines de Downing Street en pleno confinamiento, el premier deberá dar hoy explicaciones durante la sesión de preguntas y respuestas en el Parlamento en un ambiente de enorme tensión. Estas son las claves para entender el conocido como escándalo del
La mentira compulsiva se ha convertido en normal entre la ristra de políticos populistas —Trump, Bolsonaro…— que han gobernado o gobiernan países como Estados Unidos y Brasil.
Mentir es un pecado listado nada más y nada menos que en los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, pero ello no impide que su práctica se haya extendido como un virus, azuzada por las redes sociales. Las llamadas fake-news, no son más que mentiras a golpe de tuit, video de YouTube o supuesto artículo periodístico. Irónicamente, en la era donde hay más medios para contrastar, la mentira campa a sus anchas. Parece impune.
Ante este panorama, es normal que haya progenitores que se pregunten si vale la pena criar hijos honestos, que entiendan la amoralidad de una práctica que parece haber mutado en un superpoder. ¿Vale la pena leerles Pinocho o contarles la historia de Pedro y el lobo? El mentiroso; ¿nace o se hace? ¿Cómo lidiar ante una mentira infantil? Ante el aluvión de preguntas responden tres psicólogas: Karen Carvalho de Castro, Noemí Calvó Iborra y Silvana Calcagno Nieto, responsables de la consulta barcelonesa Acció Psicologia.
Empezamos por los orígenes: estas especialistas consideran que, en el ser humano, el engaño es innato. “La propia naturaleza y muchos animales tienen maneras de ‘engañar’ a sus depredadores. La mentira es una forma de engaño que, probablemente, nos ha ayudado a sobrevivir”. Para ellas, forma parte “del registro de habilidades que aprendemos de nuestro entorno” y, como con el hablar, la desarrollamos. Al principio, sin darnos cuenta: “Hasta los cinco años el niño confunde realidad y fantasía, hasta el punto que es capaz de imaginarse un compañero de juegos y funcionar como si fuera real, llegando a implicar a la familia”.
Los niños pequeños, que aún no saben expresar el “me gustaría…”, también utilizan la mentira para expresar un deseo como si fuera un hecho. La usan, asimismo: “Para justificarse, para complacer o proteger a los que quieren, para evitar un castigo, para llamar la atención e, incluso, por miedo a las consecuencias de decir la verdad”.
Photo: © Number 10 / Flickr

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