
Como impacta frecuentar la naturaleza en la salud mental de escolares
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Un programa que incorpora dos horas semanales de clases al aire libre logró reducir síntomas de ansiedad, depresión y agresividad en niños de 10 a 12 años con mayores dificultades emocionales iniciales. La investigación, publicada en "JAMA Network Open" y liderada por expertos de la Universidad McGill y la Université de Montréal, analizó durante tres meses el comportamiento de más de 500 estudiantes de 33 escuelas primarias en Quebec, todas ubicadas a menos de un kilómetro de áreas verdes.
Los docentes reportaron cambios notorios en alumnos que presentaban problemas significativos de interacción social, impulsividad o angustia emocional antes del programa. "Los niños con síntomas más graves al inicio mostraron mayores reducciones tras la intervención", explicó Marie-Claude Geoffroy, coautora principal y titular de la Cátedra de Investigación de Canadá en Salud Mental Juvenil. Las observaciones postintervención indicaron que los participantes regresaban a clases más tranquilos, relajados y con mayor capacidad de atención.
El diseño del estudio, el primero en usar ensayos controlados aleatorios para medir estos efectos, incluyó un grupo de control que mantuvo rutinas habituales en aulas. Los niños del programa combinaron asignaturas como matemáticas o ciencias con actividades de 10 a 15 minutos enfocadas en bienestar mental, como caminatas conscientes, dibujo de mandalas o reflexiones sobre ciclos naturales. "La idea surgió durante la pandemia, al ver cómo el encierro afectaba a los estudiantes. Quisimos probar una intervención gratuita y accesible", detalló Geoffroy, quien mencionó que su experiencia personal en parques con sus hijos inspiró el proyecto.
Los resultados destacan que el 11% de los participantes provenían de entornos económicos vulnerables, sugiriendo que el acceso a espacios verdes podría actuar como "igualador" de salud mental independientemente del nivel socioeconómico. "Es una estrategia prometedora para escuelas con acceso a naturaleza: bajo costo, sin riesgos y bien recibida", señaló Tianna Loose, primera autora del estudio e investigadora del CHU Sainte-Justine.
El trabajo se alinea con un reciente informe de UNICEF que resalta la importancia de entornos naturales para el desarrollo infantil. Sylvana Côté, coautora y directora del Observatorio para la Educación y Salud Infantil de la Université de Montréal, añadió: "Programas así podrían beneficiar específicamente a estudiantes con vulnerabilidades psicosociales".
El equipo planea ahora adaptar la metodología para adolescentes, incorporando sus perspectivas en el diseño de intervenciones que combaten la ansiedad climática y fomentan la conexión con la naturaleza. La iniciativa busca responder a preguntas pendientes, como cuánto tiempo mínimo en exteriores se requiere para obtener beneficios o cómo sostener estos efectos a largo plazo. Mientras, los hallazgos actuales ofrecen un argumento tangible para que escuelas reconsideren el uso pedagógico de parques y plazas cercanas.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Die Rhön
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