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Insomnio desde la cuna (I)

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Lucia

El insomnio, que tantos problemas provoca a los adultos, también afecta a los niños, e incluso a los bebés. Todos conocemos lo poco que duermen los padres y madres cuando tienen a un recién nacido en casa. Y aún así, cuando los niños crecen, a muchos les sigue costando conciliar el sueño, dice Sport.
Aunque creamos que es un problema grave que nuestros hijos e hijas no puedan dormirse o tengan muchos despertares nocturnos, se trata de un problema común que tienen los niños en los primeros años de vida.
Los adultos tenemos regulado nuestras horas de sueño y suelen concentrarse por la noche. Por el contrario, los bebés y niños no tienen una regulación de las fases de su sueño hasta casi los cuatro años.
Ellos tienen un sueño polifásico, ya que a lo largo del día y la noche se reparten sus horas de sueño. Y según van creciendo, sus horarios son más duraderos y se ajustan a nuestros horarios.
¿Por qué los bebés tienen tanto insomnio?
Matthew Walker, científico, profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de California y experto en el sueño humano, cuenta en su ensayo "Por qué dormimos" que cuando el bebé se encuentra en el vientre de su madre, al feto se le empiezan a desarrollar las áreas del cerebro que generan el sueño, y por eso gran parte del tiempo del embarazo, el bebé se encuentra dormido.
Pero a pesar del desarrollo temprano de las áreas del cerebro que rigen el sueño de los bebés, no es hasta pasados los tres o cuatros meses de su nacimiento que estos empiezan a generar su propio reloj biológico.
Este reloj biológico es una herramienta natural que los seres vivos poseemos que se encarga de controlar los ritmos circadianos, es decir, los cambios que adoptamos los humanos en un ciclo de 25 horas y 40 minutos (aunque se adapta a las 24 horas de un día) y que responde sobre todo a los cambios de luz y oscuridad. De ahí que este ritmo circadiano nos marque que debamos dormir cuando está oscuro y que debamos levantarnos cuando es de día.
Por eso, hasta los cuatro meses de vida, aunque nosotros como padres y madres intentemos poner un orden a la vida del bebé y marcar sus horarios de sueño, este no estará regido por nuestro ritmo diario y, por tanto, nuestro bebé tendrá mucho insomnio. "Lentamente, el núcleo supraquiasmático del bebé (parte del cerebro desde donde se controla el reloj biológico) comienza a adherirse a las señales repetitivas, como la luz del día, el cambio de temperatura y las comidas (siempre que estas se encuentren debidamente estructuradas), estableciendo un ritmo cada vez más consistente de veinticuatro horas", cuenta el científico.
Cuando se cumple un año, señala Walker, su reloj biológico se ha asentado y el bebé pasa más tiempo despierto durante el día, con siestas intercaladas, así como pasa más tiempo dormido por la noche. Según van pasando los años, sus fases de sueño tienen mayor estabilidad, sobre todo porque su ritmo circadiano se está asentando. Por eso, durante los primeros años de vida es muy normal que los niños tengan insomnio y despertares bruscos.
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Photo: © PXFuel

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