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Exceso de cloro en las piscinas infantiles: Peligros y consejos

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Ocasionalmente se producen intoxicaciones e irritaciones en piscinas públicas por dosis excesivas de cloro en el agua.
En Consumer nos dan más datos sobre los efectos del abuso de cloro en los más pequeños.
Cuanto más pequeño es el niño y más tiempo permanece en el agua, mayores son los riesgos del cloro en las piscinas o albercas para el menor. La única orientación que pueden tener tener los padres sobre un índice excesivo y peligroso de cloro es a través del olfato.
En concreto, nadar en piscinas con exceso de cloro puede aumentar las posibilidades de que un niño desarrolle síntomas asmáticos.
Cuanto más pequeño es (sobre todo, cuando es menor de seis años), más tiempo permanezca en el agua, más agua de la piscina ingiera, menos higiene personal se requiera para acceder a la instalación acuática y mayor sea la temperatura del agua, mayores son las probabilidades de que esos síntomas asmáticos se manifiesten.
El problema está ocasionado por la cloramina, una sustancia que se genera por la mezcla de ácido hipocloroso (producido en la reacción del cloro con el agua) con otros fluidos presentes en las piscinas: sudor, saliva y orina. La cloramina puede afectar al epitelio pulmonar y, como consecuencia, provocar síntomas asmáticos como ahogo, tos y pitos en el pecho, o causar asma en niños con predisposición a esta enfermedad.
Por eso, las piscinas donde hay pequeños presentan más riesgos: como en general no nadan tan bien, tragan más agua, que en estas instalaciones suele contener más cantidad de orina.
En 2003, un estudio dirigido por Alfred Bernard, de la Unidad de Toxicología de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), apuntó una relación entre el cloro de las piscinas y la aparición de enfermedades pulmonares en bebés y niños pequeños con propensión al asma.
De acuerdo con estos datos, para los menores con tendencia asmática, bañarse una hora semanal durante dos años en una piscina con cloro aumenta en un 60% el riesgo de que desarrollen asma u otros problemas como bronquitis o eccemas.
Niños en piscinas: diez consejos para un baño seguro
El estudio dirigido por Alfred Bernard no desaconseja que los niños vayan a piscinas, pero sí insta a los padres a elegir con cuidado las instalaciones acuáticas a las que llevan a sus hijos. Con tal fin, Neumosur propone un decálogo de recomendaciones para tener en cuenta antes de que los menores se bañen en una piscina. Son las siguientes:
1. Comprobar que las piscinas reúnen los permisos y las condiciones adecuadas.
2. Impedir el baño del niño cuando la intensidad del olor del agua haga sospechar un exceso de cloro o un mantenimiento inadecuado de las condiciones higiénicas.
3. Tratar de que los pequeños no traguen agua.
4. Evitar baños y exposiciones demasiado prolongadas al cloro.
5. Duchar a los niños antes de bañarse y demandar que los demás también lo hagan.
6. Usar y exigir el uso de pañales específicos (preparados para absorber la orina en el agua) para el baño de bebés y niños pequeños.
7. Tener especial cuidado con los menores de tres años y con niños predispuestos (atópicos) al asma.
8. Fomentar el deporte en los menores asmáticos y suministrar información sobre cuáles son los más apropiados y en qué condiciones se deben desarrollar. La natación es un deporte adecuado, pero hay situaciones y condicionantes en los que puede resultar perjudicial, sobre todo en sitios con alta concentración de cloro u otras sustancias irritantes.
9. Priorizar, siempre que sea posible, las piscinas al aire libre sobre las cubiertas. Evitar las piscinas con poca ventilación.
10. Procurar bañarse en piscinas con agua más fría, pues reduce los riesgos de desarrollar síntomas de asma, aunque también es importante evitar cambios bruscos de temperatura.
Photo: ©  Lars Plougmann / wikimedia

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