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Evita las comparaciones entre hermanos

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Lucia

Es importante evitar comparaciones entre hermanos porque puede generar una serie de problemas emocionales y psicológicos en ellos. Cuando los padres comparan a sus hijos entre sí, pueden generar sentimientos de envidia, competencia, resentimiento, baja autoestima e incluso depresión en el hermano que se percibe como menos favorecido o menos exitoso, dicen en Etapa Infantil.

Además de las consecuencias psicológicas que puede tener este comportamiento por parte de los padres, el vínculo familiar se daña, sobre todo, porque los hermanos no van a construir una relación fuerte y basada en la confianza. ¿Quieres más motivos por los que debes dejar de hacer esto si es tu caso? Nosotros te lo contamos.

¿Cuáles son las consecuencias de comparar a nuestros hijos?

Las comparaciones son odiosas y, además, son despectivas. No solamente ponemos a uno de nuestros hijos en una posición de inferioridad, sino que estamos dando poder al otro hermano: le hinchamos demasiado el ego, cree que es mejor que su propio hermano y que puede hacer con él cuanto quiera. Además, es muy posible que el hermano al que beneficiamos acabe por desprestigiar y humillar al otro. Sin duda alguna, en ambos casos, las consecuencias psicológicas pueden ser muy difíciles de reparar una vez estos sean adultos.

Complejo de inferioridad

Como hemos dicho, una de las principales consecuencias de comparar a los hijos es que fomentamos un complejo de inferioridad en aquel al que no tratamos por igual. La persona que se siente poco valorada y se la coloca en esta posición, tiene muchos problemas a la hora de confiar en sí mismo y desarrollar una buena autoestima. Por ello, muchísimos hermanos que han crecido en estas situaciones acaban siendo personas muy dependientes, inseguras y con graves problemas de relación en su edad adulta.

Repercusiones psicológicas

El complejo de inferioridad, lógicamente, va a tener consecuencias en la edad adulta. Sin embargo, estas empezarán a hacerse presentes durante la infancia y la adolescencia. Así, podemos encontrarnos con que uno de los hijos sea completamente pasivo, mientras que el otro adopte una actitud desafiante ante todos. Del mismo modo, no será complicado ver cómo una falta de atención o un ego exagerado acaba en situaciones de acoso.

Cuando se dan estas circunstancias, las conductas pueden ir más allá del hogar y pueden afectar a todo el entorno de los niños. Esto por no decir que el hermano que se considera inferior puede acabar siendo víctima de múltiples delitos a lo largo de su vida por entrar en situaciones poco sanas dada la sensación de que no merece más.

Falto de cariño y amor: el apego desaparece

El apego entre padres e hijos se pierde por completo cuando hay comparaciones entre hermanos y por parte de los dos. Por un lado, el hermano “inferior” no se siente amado ni protegido, por lo que irá alejándose de la familia y se irá encerrando en sí mismo. No hace falta mencionar que esta situación lleva a la falta de comunicación, lo que abre la puerta a situaciones complejas y peligrosas para el niño en el futuro. Por otro lado, el hermano “superior” también acabará por desapegarse, ya que puede caer en el error de pensar que es mejor que sus propios padres, que sabe más que ellos e, incluso, que no los necesita.

El vínculo familiar se verá dañado

Con el daño al apego, el vínculo familiar también se verá afectado en su totalidad. Por un lado, los niños se alejarán de los padres, aunque será por motivos diferentes. Y, por otro lado, la relación entre ellos nunca será buena. El vínculo familiar se verá dañado, lo que repercutirá en la relación entre los hermanos. En lugar de establecer lazos sólidos basados en la confianza, pueden surgir rivalidades y resentimientos que perduren a lo largo de sus vidas. Esta situación podría entorpecer la capacidad de los hermanos para apoyarse mutuamente, lo que a su vez afectaría la dinámica familiar en su conjunto.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXFuel

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