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Jugar a las familias, un entretenimiento infantil que no pasa de moda… y les enriquece

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Lucia

Que los niños jueguen a ser adultos, e integrantes de una familia, con su papá y su mamá es habitual desde hace generaciones. Por desgracia, el creciente aislamiento físico de los niños, más el obligado por la pandemia, y el dominio de los juegos y dispositivos tecnológicos, han dejado ese tradicional entreteniento limitado a las familias con varios niños o los que viven en un vecindario concurrido con más niños. En Etapa Infantil nos dicen que jugar a imitarnos a los adultos tiene grandes beneficios para el desarrollo emocional y físico de los peques.
Mediante el juego simbólico los niños ponen en práctica lo que aprenden gracias a su capacidad de observación del mundo que les rodea. A base de jugar una y otra vez van perfeccionando conductas, interpretando nuevos roles, practicando habilidades y ensayando situaciones en las que más tarde tendrán que desenvolverse en un escenario real.
El juego simbólico tiene múltiples beneficios para el desarrollo de los peques y los padres debemos potenciarlo mediante actividades adecuadas y libres de estereotipos.
En este sentido, jugar a papás y mamás o a "las casitas" es uno de los juegos simbólicos por antonomasia, que gusta a niños y niñas desde muy temprana edad y a lo largo de toda su infancia.  Te contamos cuáles son sus beneficios y por qué es importante fomentarlo.
Los beneficios del juego simbólico, y en concreto de jugar a las casitas o a ser papá y mamá, se observan en todos los planos del desarrollo infantil, ya que estimula el desarrollo físico, psíquico, afectivo y social de los niños. Además, como sucede con cualquier juego libre y no dirigido, supone un ejercicio de creatividad plena con incontables beneficios.
Entre los muchos aspectos positivos que aporta a los niños jugar a ser padres, destacamos los siguientes:
1) Imitación como herramienta de aprendizaje Los seres humanos imitamos los comportamientos de nuestros iguales para aprender y encajar en nuestro entorno. Cuando no sabemos muy bien cómo hacer algo, nos fijamos en cómo lo hacen los demás.
La imitación, como herramienta de aprendizaje, nos acompaña durante toda nuestra vida pero este comportamiento es especialmente importante durante la primera infancia.
Los padres somos el modelo de referencia principal para nuestros hijos; somos las personas en quienes más confían, con quien más tiempo pasan, quienes le protegen, quieren y cuidan. Por este motivo, se fijan en nosotros con mucha más intensidad, convirtiéndonos en su más importante fuente de aprendizaje.
2) Desarrollo de la empatía
Cuando juegan a papás y mamás, los niños asumen el rol de cuidador y educador de sus propios hijos, sus muñecos, y ya sabemos que jugar con muñecos tiene a su vez incontables beneficios para el desarrollo emocional de los niños.
Para empezar, jugar con muñecas ayuda a los niños a desarrollar la empatía y otras habilidades sociales, como la preocupación hacia los demás, el respeto, la igualdad y la afectividad, pues son juguetes que invitan a dar abrazos, besos, comunicarse, proporcionar cuidados o tomar en brazos.
Pero además, jugar con muñecas también potencia su desarrollo motor, les educa en igualdad, les ayuda a interiorizar normas sociales, mejorar sus capacidades lingüísticas o desarrollar competencias importantes para la vida, entre otras muchas cosas.
3) Desarrollo de habilidades sociales
Pero jugar a ser papá o mamá no solo fomenta la empatía en los niños.
También ensayan otras habilidades sociales que resultan imprescindibles para la vida, como las relaciones interpersonales, la resolución de conflictos, la escucha empática, la comunicación positiva, el liderazgo, la iniciativa, el pensamiento lógico, la toma de decisiones...
4) Ensayan diferentes roles
Cuando los niños juegan a papás y mamás no implica que únicamente asuman el rol de una persona adulta, sino que como acabamos de ver, deben hacerse responsables de un hijo (su muñeco) al que cuidan, alimentan, educan... al igual que hacen sus padres con ellos.
Si además, para recrear esta actividad preparan y decoran su propia casita, también estarán asumiendo la responsabilidad de hacer las tareas del hogar, ir de compras , cocinar.... Por otro lado, si son varios niños los que juegan, probablemente recreen escenas cotidianas entre vecinos (ayudarse mutuamente, hacer la compra para otro, invitar a tomar un café, reunirse para que los niños jueguen...), como ven en el mundo adulto.
En definitiva, cada rol que asumen potencia unas habilidades y un aprendizaje de vida diferente.
5) Mejoran su expresión oral
Puesto que mientras juegan los niños verbalizan continuamente lo que hacen, este tipo de juegos es perfecto para entrenar la comunicación social y favorecer las habilidades lingüísticas del niño desde muy temprana edad.
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6) Potencian al máximo su creatividad
Cualquier juego libre y no dirigido supone un ejercicio de creatividad plena con incontables beneficios para el desarrollo del niño.
En el caso de jugar a papás y mamás, los niños ponen a prueba su creatividad al convertirse en los dueños de su propia vida, pero también de su propia casa, que decorarán a su gusto hasta conseguir un rincón con identidad propia y toque personal.
Además, tener su propia casita es muy importante para el desarrollo de su autonomía y su independencia, pues contarán con un espacio propio para comenzar a hacer las cosas por sí solos.
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7) Desarrollo psicomotor
Por último, pero no por ello menos importante, no debemos olvidar que los niños se sienten atraídos de forma instintiva por los objetos cotidianos que ven a sus papás manipular a diario (el mando a distancia, el teléfono móvil, el portátil, el dinero, los electrodomésticos...).
Sienten curiosidad por saber qué son, cómo funcionan y para qué sirven.
Por eso, los beneficios de este tipo de juego no son exclusivamente emocionales, pues al manipular dichos objetos también están desarrollando sus habilidades motoras, destrezas, coordinación ojo-mano y psicomotricidad fina.
A la hora de jugar a papás y mamás debemos dejar a los niños plena libertad para imaginar situaciones, asumir el rol que deseen y desarrollar su propia historia.
Photo: © Andreas Schalber / Kinderhotel Laderhof

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