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¿Y si los niños estuvieran en clase de pie?

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Lucia

Algunos especialistas creen que tantas horas en la escuela sentados contribuye a la obesidad infantil, y sugieren que al menos una parte de las clases se den de pie, publicó The Conversation.
Investigaciones recientes cuestionan seriamente la utilidad de permanecer sentados durante las largas horas en que se extiende la docencia. La evidencia científica sugiere que atender de pie podría tener ventajas, algunas de ellas imprevistas.
Uno de los principales problemas de salud en la infancia y la adolescencia es, sin duda alguna, la obesidad.
Los estilos de vida sedentarios y el consumo de alimentos ultraprocesados contribuyen decisivamente a ello. Además de aumentar el riesgo de patologías endocrinas y cardiovasculares.
Este hecho, ampliamente contrastado en la literatura científica, ha empujado a explorar nuevas estrategias preventivas en el entorno escolar.
Además de la promoción del ejercicio físico, fundamental para un desarrollo saludable, empiezan a postularse modificaciones sustanciales en la configuración clásica del aula dirigidas a estimular la movilidad.
Una de las propuestas más interesantes consiste en el uso de pupitres elevados. Se trata de mesas que permiten a los estudiantes mantenerse de pie o sentarse según sus necesidades.
Que los niños pasen menos tiempo sentados en el salón de clases puede ayudar con su concentración.
Constituyen una alternativa que suele combinarse con la posibilidad de desplazarse por el aula para interactuar con otros compañeros, apostando firmemente por el dinamismo y la colaboración.
Las primeras investigaciones realizadas sobre los potenciales beneficios de este cambio de estrategia docente han permitido identificar al menos
dos: el aumento del gasto energético (del 17 % al 30 %) y el mantenimiento de la atención (según autorreportes de los propios profesores).
Estos hallazgos preliminares han abierto la puerta a creativas hipótesis de investigación.
Teniendo en cuenta que la actividad física incrementa el rendimiento cognitivo en población infantil y adolescente, ¿sería posible conseguir un efecto similar empleando estos pupitres?
¿Estudiar de pie puede mejorar el rendimiento cognitivo?
Hasta hace poco tiempo, las referencias sobre una eventual mejora en el rendimiento cognitivo atribuible a estudiar de pie eran prácticamente testimoniales. Y muy poco rigurosas.
En el mejor de los casos, se limitaban a la apreciación subjetiva de los docentes. Pero no introducían una metodología que permitiera trazar conclusiones sólidas.
Eso cambió hace poco cuando un grupo de investigadores estadounidenses diseñó un estudio longitudinal (de dos años de duración) en el que participaron dos clases de un instituto de Texas.
En una de las aulas se introdujeron pupitres elevados, mientras que en la otra mantuvieron los tradicionales. Los participantes fueron adolescentes en su totalidad, con una edad promedio de 14 años.
Tanto el currículum académico como los docentes encargados de impartirlo fueron idénticos en ambos casos.
Al final del proceso se comparó a los alumnos de las dos aulas usando pruebas neuropsicológicas computarizadas y técnicas de neuroimagen (espectroscopia infrarroja).
Otras de las ventajas de estar de pie durante las clases puede ser mejorar la memoria de trabajo.
Los resultados fueron más que sorprendentes. Mostraron que los jóvenes que habían estudiado durante el tiempo previsto usando pupitres elevados habían mejorado en su memoria de trabajo (capacidad para retener información y procesarla para adaptarse a una tarea) y en sus funciones ejecutivas (autocontrol, resolución de problemas, planificación, etc.).
Además, se pudo apreciar que su lóbulo frontal izquierdo (una zona del cerebro que no madura completamente hasta bien entrada la tercera década de la vida) estaba más activa durante la realización de las pruebas.
Las evidencias sugieren un uso intensivo del razonamiento abstracto y una superior capacidad de inhibición de los impulsos.
Hoy en día existe amplísima evidencia de que tanto la memoria de trabajo como las funciones ejecutivas son esenciales para adaptarnos a los problemas cotidianos, en los que priman la ambigüedad y la novedad, o donde no existe siempre una respuesta absolutamente perfecta.
Sus resonancias, por tanto, podrían extenderse incluso más allá de lo puramente académico.
Aunque resulta tentador lanzar las campanas al vuelo, todavía queda mucho camino para esclarecer completamente las causas exactas de un fenómeno que podría revolucionar el modo en que entendemos la educación.
Photo: © PXFuel

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