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Aprovecha la llegada del verano para enseñarles a nadar… puede salvarles la vida

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Lucia

Las vacaciones escolares y el calor del verano ya están aquí en amplias zonas del país. ¿Por qué no aprovechan para enseñar a los niños a nadar?

El Tiempo Latino destaca que los hijos de familias hispanas están entre los que en menor medida saben nadar, lo que representa un riesgo para sus vidas.

Pocos niños latinos llegan hasta las piscinas. ¿La razón?, no saben nadar. Según la Fundación de Natación de Estados Unidos, un 45% de los infantes hispanos tiene pocas o ninguna habilidad en el agua, eso los pone al borde el peligro de ahogarse. Según Children’s Safety Network, en el país, cada año unos 900 pequeños muren ahogados. Esta cifra acerca a un concepto que tiene más vigencia en verano: seguridad en el agua.

Si los padres no saben nadar es más probable que no inviertan tiempo ni recursos en una actividad que les asusta, eso impide ver a niños hispanos chapuceando en el agua y mucho menos formando equipos y participando en competencias.

Entre más pronto sus hijos aprenden a nadar mejor, ese es el mensaje de verano. “Es importante ejercitarse desde edades prematuras para afianzar una destreza de vida: mantenerse seguros en el agua. Mejor si es junto a la mamá o el papá, así estarán a gusto y protegidos”, dice Adrienne Harris-Moore, jefa de Instalaciones Atléticas y Acuáticas del Departamento de Parques y Recreación de Prince George.

Harris-Moore recomienda buscar cursos cerca de las viviendas. “Tenemos varios en el condado para bebés de seis meses en adelante, aunque no es frecuente ver a padres e hijos aprender al mismo tiempo. La probabilidad es de seis veces más que los niños afroamericanos y latinos vengan de familias que no saben nadar. Para darles seguridad tenemos socorristas entrenados por la Cruz Roja Americana”, dice.

A partir de este año, esa municipalidad y 25 escuelas públicas se aliaron para ofrecer cursos gratuitos a los estudiantes del segundo grado. “Nos interesa tener diversidad de niños y de personal que refleje el rostro de nuestra comunidad. Somos un condado de minorías y eso queremos que se vea en las piscinas”, señala Harris-Moore.

Terapia y estimulación

Hay que aprender a nadar para no ahogarse si entra a una piscina, al mar, a un lago o a un río, eso sin hablar de otros riesgos como inhalar demasiada agua y la falta de oxígeno en los pulmones y el cerebro si no reflota a tiempo.

A Gerardo Ramírez le aconsejaron llevar a su niña a una piscina para ayudarla con sus problemas de balance, así viene haciéndolo desde hace cuatro años. Tener la alberca cerca de casa le favorece. “Tiene ocho años, su equilibrio está mejor y en el agua es menos tímida y sus dificultades de lenguaje disminuyen”, cuenta Ramírez.

Para Kareen Human, entrenadora certificada de la Unión Internacional de Triatlón, la natación beneficia el desarrollo físico, emocional, social e intelectual de los niños. La técnica se llama matronatación y lo ideal es sumergirse con el bebé desde los seis meses hasta los 2 años y medio e incluso hasta los tres.

“La estimulación temprana, a través de cantos y juegos, desarrolla vínculos afectivos y sociales; estimula la psicomotricidad y fortalece la respiración; madura su columna, piernitas y bracitos preparándolos para gatear o caminar. Ganan confianza en ambientes diferentes y de una manera natural los guiamos para la flotación y propulsión dentro del agua. De tal modo que cuando cumplen tres años y llega el momento de aprender a nadar están familiarizados con el medio acuático”, asegura Human.

Esta entrenadora insiste que a más tardar a los 6 años reciban clase de natación. “En mi experiencia, un niño expuesto al agua desde temprana edad aprende a nadar fácilmente y disfruta mucho. Los padres nos enfocamos en el momento de aprender a caminar; sin embargo, olvidamos la importancia de saber flotar y nadar. Si les damos esta herramienta de vida, los introducimos en un deporte que fortalece su cuerpo y les ahorramos la frustración de llegar a la juventud sin saber nadar”.

La aspiración de Ramírez es más modesta. Solo quiere que la natación ayude a su hija a mantener el equilibro y superar las dificultades del habla.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © PoolSafely / wikimedia

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