Cómo los niños “rediseñaron” los refrigeradores
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Lucia
Hace más de medio siglo, los refrigeradores caseros solían tener cierres externos, a menudo asegurados, para evitar que se abrieran accidentalmente y perdieran frío. Sin embargo, en las últimas décadas, esos cierres han dado paso a puertas magnéticas que se sellan con un simple empujón, y todo se debe a la seguridad de los niños, según contó Buzzfeed, citado por RPP.
Los primeros modelos de refrigeradores solo permitían abrirse desde fuera, un aspecto lógico para preservar alimentos y garantizar su seguridad. No obstante, una serie de accidentes protagonizados por niños llevó a replantear el diseño, dando lugar a las puertas magnéticas que conocemos hoy.
La presencia de una nevera en la cocina podía representar un peligro para los niños, ya que veían ese electrodoméstico como un posible refugio al jugar al escondite, sin considerar la dificultad de salir de él. Los niños no notaban el hermetismo del electrodoméstico, lo que dificultaba que sus llamadas de auxilio fueran escuchadas desde afuera.
Para aquellos que dudan de la frecuencia de estos accidentes, basta con revisar las leyes promulgadas cuando los refrigeradores se volvieron comunes en los hogares. En 1951, California prohibió el desecho de neveras viejas en lugares al alcance de los niños. Pocos años después, se añadió una cláusula que exigía a los usuarios retirar las puertas antes de deshacerse del electrodoméstico, evitando posibles encierros.
En agosto de 1956, Estados Unidos aprobó la Ley de Seguridad de los Frigoríficos a nivel nacional debido a la cantidad de niños que realizaban peligrosas travesuras. El desenlace fatal de quedar atrapado en una nevera impulsó la fabricación y comercialización de refrigeradores con puertas magnéticas, diseñadas para resistir intentos de escondite. Incluso se llevaron a cabo pruebas reales con niños para medir su capacidad para empujar una puerta desde el interior de un espacio cerrado y reducido.
Las estadísticas demuestran que el cambio al cierre magnético tuvo un impacto positivo: en los años siguientes, se redujo a la mitad la media de personas que perdían la vida dentro de una nevera. La evolución de estos electrodomésticos refleja un compromiso con la seguridad infantil y la prevención de accidentes domésticos.
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