10 Fábulas para niños
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Lucia
Las fábulas han sido un recurso valioso en la educación de los niños a lo largo de la historia, y su importancia perdura en la actualidad como herramienta educativa fundamental. Estas narrativas cortas, a menudo protagonizadas por animales antropomórficos, ofrecen lecciones morales de una manera accesible y atractiva para los pequeños lectores.
Una de las principales razones por las que las fábulas son tan relevantes en el desarrollo infantil es su capacidad para transmitir valores y enseñanzas de una manera sutil y entretenida. Los personajes animales y sus experiencias proporcionan un escenario imaginativo que permite a los niños identificarse con situaciones familiares mientras extraen lecciones valiosas sobre la vida, la moralidad y el comportamiento.
Además, las fábulas fomentan el desarrollo del pensamiento crítico y la toma de decisiones. Al presentar a los niños dilemas éticos y conflictos en forma de historias, las fábulas los desafían a reflexionar sobre las consecuencias de las acciones de los personajes y a considerar cuáles podrían ser las mejores elecciones. Este ejercicio cognitivo contribuye al desarrollo de habilidades analíticas y de resolución de problemas desde una edad temprana.
Etapa Infantil publicó estas fábulas para leer en familia con los niños:
1. El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran felices, pero vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que nunca se atrevían a salir ya que sin importar que fuera de día o de noche ese terrible enemigo siempre les vigilaba.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes:
– “Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!”.
– “¡Pido la palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento.
– “Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda”.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
– “¡Silencio!”, gritó el ratón jefe, para luego decir:
– “Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?”.
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.
2. El bobo y la grulla
Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a correr por todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla y le pidió que le salvara de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla aceptó, introdujo su cabeza en la boca del lobo y sacó el hueso atravesado de la garganta. Entonces, le pidió su compensación al lobo, a lo que este le respondió:
– “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?”.
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.
3. El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana hasta la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:
– “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi juventud, mira las vueltas que tengo que dar ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos a los que veía más débiles e inferiores”.
Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.
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