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El saludable que los niños jueguen fuera… aunque haya nieve

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Lucia

Que los niños jueguen al aire libre es en opinión de todos los algo muy positivo para su salud y desarrollo. Pero, ¿pueden hacerlo también cuando hace frío e incluso en la nieve? La respuesta es afirmativa, con las correspondientes medidas para combatir las bajas temperaturas, publicó La Vanguardia.

Acostumbrados al buen tiempo, los padres pueden tener ciertas reticencias a que sus hijos salgan a la calle cuando hace frío, llueve o nieva. Pero socializar en invierno sin temor a que los niños se pongan malos también es posible.

La diversión no entiende de estaciones meteorológicas, más cuando los días de nieve son excepcionales. Quedarse en casa al calor del móvil o de la videoconsola es el recurso fácil, pero ¿de verdad vais a desaprovechar un fin de semana así teniendo la montaña a un paso? Un paisaje nevado ofrece multitud de posibilidades para pasar buenos momentos en familia y que los niños creen un recuerdo agradable.

Beneficios de jugar en la nieve

Aunque parezca mentira, la nieve puede convertirse en un recurso educativo más y ofrece a los niños un montón de posibilidades para el

aprendizaje:

1. Se descubren nuevas pasiones

Un niño no puede desarrollar interés por los deportes invernales si no conoce la nieve. Tener la oportunidad de familiarizarse con el esquí, el snowboard o las raquetas abrirá al niño un campo de posibilidades que quizá no había contemplado. En cualquier caso, practicará ejercicio físico y entrenará sus habilidades locomotrices.

2. Fomenta la autonomía

Jugar en el exterior en cualquier época del año ayudará a tu hijo a adaptarse a escenarios de calor y de frío. El niño podrá valorar si la vestimenta que lleva es adecuada o no, lo que le servirá para aprender a prepararse él solo la próxima vez. Enfrentarse a un escenario desconocido como la nieve le permitirá poner a prueba su capacidad para el autocuidado.

3. Refuerza su adaptabilidad al entorno

Los niños que desarrollan gran parte de las actividades diarias al aire libre aprenden a asumir los cambios necesarios para adaptarse al entorno y ser más resilientes ante los cambios.

4. Fortalece el sistema inmunológico

Pasar un rato en la nieve hará a tu hijo más resistente al frío. Se trata de una manera eficaz de prevenir gripes, catarros o resfriados.

Las personas que pasan un fin de semana de bajas temperaturas encerrados en casa, en cuanto salgan para ir al trabajo o al colegio, estarán más expuestos a contagiarse de un virus porque no han adquirido la inmunidad pertinente.

El sol invernal es además alto en vitamina D. No debéis de tener miedo a coger frío en la nieve, siempre que llevéis la ropa de abrigo y el equipamiento adecuados, el cual debe incluir siempre crema solar y las gafas de sol.

5. Despierta su creatividad

¿Quién no ha escrito su nombre o hecho un muñeco en la nieve? Este fenómeno permite dejar de lado los entretenimientos de siempre e innovar dada la posibilidad de hacer diversos juegos grupales.

6. Se observan los cambios de estación

La nieve también puede despertar la curiosidad de tu hijo y llevarle a plantearse preguntas que nunca se había hecho sobre el entorno natural que le rodea. Se trata de una oportunidad para conocer de primera mano algunos conceptos aprendidos en clase como son el ciclo hibernal de los animales, la diferencia entre árboles caducos y perennes, cuáles son los diferentes tipos de clima, el ciclo del agua o las consecuencias del deshielo.

Photo: © Victoria Akvarel / Pexels

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