Crianza y desarrollo cerebral infantil
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Lucia
Un estudio reciente de la Universidad de Michigan, publicado en "JAMA Pediatrics", analiza cómo los distintos estilos de crianza influyen en el desarrollo cerebral infantil y pueden predecir la salud mental en situaciones de estrés, como la pandemia de COVID-19. Esta investigación se basa en un análisis longitudinal de 21 años que ha seguido el crecimiento de jóvenes de familias con bajos ingresos en ciudades como Detroit, Chicago y Toledo. La muestra actual se centra en 173 participantes, cuyas interacciones familiares y desarrollo fueron monitoreados desde los 3 hasta los 15 años de edad, dice La Opinión.
El estudio se enfoca en la idea de "períodos sensibles", momentos específicos en los que el cerebro de los niños es particularmente receptivo a experiencias externas, según explicó Luke Hyde, psicólogo y coautor de la investigación: "Entender cuándo el cerebro es más vulnerable a influencias externas puede ayudar a diseñar intervenciones y políticas que apoyen el desarrollo saludable". En estos períodos sensibles, la crianza dura, caracterizada por agresión física y psicológica, mostró efectos negativos a largo plazo. Cleanthis Michael, autor principal del estudio, indicó que "las intervenciones tempranas pueden tener un impacto significativo en el desarrollo cerebral, fortaleciendo la salud mental en la adolescencia y adultez joven".
Impacto de la Crianza en el Cerebro Infantil
A lo largo del seguimiento, el estudio examinó cómo la crianza dura en la primera infancia afecta la organización del cerebro en la adolescencia. Los datos indican que los niños que experimentaron disciplina severa durante la niñez mostraron alteraciones en el circuito corticolímbico en la adolescencia. Esta región cerebral, que incluye áreas como la amígdala y la corteza prefrontal, es fundamental para el procesamiento de emociones como el miedo y la ira. Según el estudio, estos cambios en la organización del cerebro aumentan la vulnerabilidad de los jóvenes a desarrollar síntomas de ansiedad y depresión, en especial en situaciones de estrés.
Por otra parte, la crianza cálida, caracterizada por un entorno afectivo y de apoyo, tuvo un efecto protector sobre los niños. La investigación encontró que el apoyo emocional durante la niñez favoreció conexiones positivas en la amígdala, fortaleciendo el desarrollo emocional y asociándose con niveles más bajos de ansiedad y depresión en la adolescencia. Durante el contexto estresante de la pandemia de COVID-19, estos jóvenes presentaron una mayor resiliencia emocional, que los investigadores atribuyen en parte a esas conexiones positivas entre la amígdala y otras áreas del cerebro.
Implicaciones para Políticas Públicas
La investigación sugiere que estos hallazgos podrían orientar el diseño de políticas públicas enfocadas en el bienestar infantil. Michael resaltó que "dado que las experiencias tempranas afectan el riesgo posterior de ansiedad y depresión, los hallazgos pueden guiar intervenciones en momentos críticos de la infancia, cuando los efectos de apoyo emocional son más potentes y duraderos". Hyde también subrayó que el uso de técnicas avanzadas de análisis estadístico y neuroimagen en este estudio abre nuevas posibilidades para comprender la influencia de la crianza en el desarrollo infantil.
Estrategias de Apoyo Familiar
Los investigadores sugieren que las políticas de salud mental y bienestar infantil consideren la importancia de crear ambientes familiares seguros y de apoyo en todas las etapas de la infancia.
Reconocen que cada fase de desarrollo tiene un impacto único en la resiliencia emocional y la salud mental en la adolescencia y adultez.
Los resultados subrayan cómo experiencias positivas y negativas en la crianza tienen efectos diferenciados en el cerebro según la etapa de vida en la que ocurren, destacando así la necesidad de desarrollar programas de apoyo específicos para familias, especialmente en comunidades con menos recursos, como las incluidas en este estudio.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IG
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