¿Es tu criatura un niño/a NAS?
Tal vez aún no conozcas estas siglas. NAS viene de "Niños Altamente Sensibles", pequeños que -según explica en El País la psicóloga infantil Úrsula Perona, autora del libro "NAS: Niños Altamente Sensibles" (ed.
Toromítico), pueden calificarse así “debido a esa agudeza sensorial que tienen”.
“Los padres observan que son pequeños muy reactivos, que se perturban con facilidad y que son llamados muchas veces maniáticos y quisquillosos. Pero todo esto no es debido a un capricho, sino precisamente a esa sensibilidad tan especial que tienen para todos los sentidos”, dice Perona. "Pero todo esto no es debido a un capricho, sino precisamente a esa sensibilidad tan especial que tienen para todos los sentidos”, añade.
Según explica la experta, los estudios de neuroimagen demuestran que estos menores tienen mejor desarrolladas áreas más relacionadas con la empatía y con el procesamiento profundo de la información: “Son niños muy analíticos y muy observadores; perciben todo con agudeza. Tienen mayor cantidad de neuronas espejo, y también se ha detectado que los niveles de serotonina y dopamina, que regulan el estado de ánimo, están más desarrolladas”, añade. Por lo que hay un correlato biológico, según
explica: “La ciencia nos permite observar que su desarrollo cerebral es distinto”.
¿Cómo puedes saber que tu hijo es altamente sensible? La psicóloga infantil sostiene que en su libro "se incluye un cuestionario con una serie de características que nos pueden ayudar a identificar la alta sensibilidad. Al final, esto ni es una patología ni es un trastorno. Sin embargo, saber cuál es el origen de estos comportamientos del niño nos puede ayudar a hacer atribuciones adecuadas, y no erróneas, sobre por qué se está comportamiento de una manera y poder acompañarle en la crianza como necesita. En resumen, hay que conocer bien al niño y saber de dónde vienen esos comportamientos: de ansiedad, de miedo, y entender que es un peque muy reactivo, que se sobreestimula con facilidad…".
Úrsula Perona admite que este rasgo de personalidad puede ser para toda la vida, porque "la personalidad no cambia, sino que evoluciona. Viene determinada genéticamente, nosotros nacemos con unos rasgos básicos. Por ejemplo, una persona muy tímida, muy introvertida, con la edad y trabajándoselo mucho, podrá socializar con normalidad; pero nunca va a ir al otro extremo y se va a convertir en la persona más extrovertida".
Definiendo aún más a los NAS, la psicóloga afirma: "Estos niños no son para nada hiperactivos. Son pequeños tímidos e introvertidos [un 70% de ellos], por lo que van a necesitar mucho tiempo a solas, de tranquilidad, para pensar y jugar en solitario. Son niños temerosos, con una alta dependencia de los padres. Lo primero es que los padres tienen que conocer qué es la alta sensibilidad, y eso da mucha tranquilidad.
Empiezan a entender todas esas conductas que no comprendían, que eran confusas para el entorno. Generalmente, los progenitores se adaptan muy bien a las necesidades de sus hijos, pero el entorno suele ser más
crítico: “Es que le tienes mimado, le permites todo…”. Entonces, cuando ellos entienden cuál es el origen, empiezan a sentirse mejor, a comprender bien por qué su hijo está exhibiendo ciertos comportamientos y a saber cómo guiarle. No se trata de sobreproteger, o que la alta sensibilidad justifique todo; se trata de saber cómo acompañarle para que eso no entorpezca su desarrollo. La alta sensibilidad tiene su lado
negativo: su hipersensibilidad les puede llevar a la tristeza, a la ansiedad, a la depresión… Todo lo viven con mucha intensidad, pero también lo positivo, sienten con más intensidad la felicidad, la calma… cualidades muy buenas que, cuando son adultos, se perciben como personas con más humanidad, con capacidad de liderazgo y con una inteligencia emocional muy desarrollada".
Photo: © Ediciones Toromítico
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