Lo más inteligente cuando tus niños no quieren comer (I)
Especialmente cuando los niños son pequeños, uno de los mayores problemas que enfrentan los padres es la falta de apetito o el rechazo a comer lo que se les pone en el plato. En algunos casos, leemos en 20 Minutos, se trata de un problema real que habrá que consultar con el pediatra, pero en la mayoría de los casos no lo es tal, y en muchas ocasiones puede deberse simplemente, a que no necesita más comida que la que ingiere. Analicemos las causas que pueden llevar a un niño a rechazar la comida o a comer menos y cómo actuar en estos casos.
Por regla general, los bebés suelen comer mucho. El primer año su crecimiento es exponencial, como no lo será en ninguna etapa de su vida, y es normal que tenga mucho apetito. Sin embargo, llega un momento, que puede ser alrededor del año, en el que los niños empiezan a comer mucho menos que antes. Es entonces cuando muchos padres empiezan a preocuparse y a pensar que su hijo come menos de lo que debería. Otras causas que pueden llevar a un niño a rechazar la comida pueden ser infecciones gastrointestinales que le quiten el apetito durante un tiempo prolongado, que estén menos activos y tengan menos hambre o cuestiones más psicológicas que le han llevado a rechazar el momento de la comida en sí o a asociar rechazar la comida con recibir más atención de sus padres.
Algunas de estas situaciones son transitorias y no deben preocuparnos, pero otras, como las psicológicas o conductuales, pueden convertirse en toda una tortura para padres e hijos si no ponemos remedio pronto.
Ante cualquier duda, siempre hay que consultar al pediatra, pero si este determina que el niño está sano, tiene un peso saludable y está activo, tanto física como intelectualmente, probablemente el niño esté comiendo lo que necesita, aunque a los padres les parezca que es poco.
Cómo actuar ante un niño que no quiere comer
Hay muchas cosas que se pueden hacer para intentar aumentar el apetito de los niños, pero es más importante todavía lo que no hay que hacer.
Nutricionistas como Julio Basulto en su libro Se me hace bola, o pediatras como Carlos González en Mi niño no me come, coindicen en que nunca, bajo ningún concepto hay que obligar a un niño a comer, “jamás hay que insistir, presionar, sobornar, manipular y mucho menos premiar o castigar a ninguna persona para que coma. Y cuando digo “ninguna persona”, por supuesto, incluyo a las personas más vulnerables: los niños”, afirma Basulto en su web. Y es que, forzarles, ya sea con amenazas, con gritos, con chantajes… hará que asocien el momento de la comida como algo negativo, desagradable, traumático y, por tanto, intenten evitarlo a toda costa, sobre todo con quienes están presentes que suelen ser sus padres. Al hacerlo estaremos, por tanto, consiguiendo el efecto contrario a lo que buscamos. Además, le enseñaremos, de manera inconsciente, que tiene que comer, aunque no tenga hambre, algo que a la larga puede acarrear graves problemas como la obesidad o trastornos de la conducta alimentaria.
Otros errores a evitar serían...
Distraerles para que coman. Comer tiene que ser un momento de disfrute y de conciencia. Tienen que saber lo que comen, cuánto y cómo sabe. Si les ponemos la tele, el móvil, les cantamos, etc. mientras les metemos una cucharada en la boca conseguiremos que coman de manera automática, sin disfrutarlo ni respetando su sensación de saciedad, apetencia, etc.
Persuadirles u ofrecerles algo a cambio (premiarlos). Eso puede llevarle a pensar que se merece cosas o afecto solo si come o a que cada vez que quiera algo, coma, aunque no tenga hambre.
Hacerle una comida solo para él u ofrecerle lo que pide solo para que ‘coma algo’. Si hay un problema real de apetito, el niño rechazará cualquier comida. Si le damos cualquier cosa con tal de que coma, y se lo come, estaremos, por tanto, fomentando que en el futuro como pocas cosas, que además suelen ser poco saludables.
Comer entre comidas. No es un castigo, pero si el niño no come a las horas estipuladas, no deberíamos darle de comer después, entre horas.
Esto provocará que en la siguiente comida no tenga apetito. Además, estas comidas entre horas también suelen ser poco saludables.
Photo: © PXHere
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