¿Por qué unos niños aprenden rápido y otros no?
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Lucia
Lo oímos una y otra vez. "Si te hubieras esforzado un poco más, habrías sacado mejores notas". Se presupone que los alumnos que suspenden, que no han conseguido los objetivos o que no han demostrado lo que han aprendido es porque no se esfuerzan. ¿Basta entonces con esforzarse para aprender? Según Sylvie Pérez, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), no si entendemos el esfuerzo como una cuestión únicamente de tiempo.
Por qué unos niños aprenden más rápido que otros
Sin embargo, hay niños que hacen esa tarea casi sin darse cuenta, con un esfuerzo mínimo, mientras que a otros ese esfuerzo que significa aprender e implica manipular el objeto, darle la vuelta, pensarlo y transformarlo en la cabeza les supone mucho. "Hay personas que tienen una velocidad de procesamiento, que es la rapidez con la que comprenden las cosas, más lenta y hay personas que tienen una memoria de trabajo más reducida. Pero esto se puede entrenar. Simplemente tenemos que detectar que existe esta dificultad", afirma la profesora de la UOC, y añade que se trata de funciones ejecutivas que, con reeducación psicopedagógica y la enseñanza de determinadas estrategias, pueden hacerse de forma cada vez más ágil.
Aunque se necesita un tiempo individualizado para ello, según Sylvie Pérez hay algunas estrategias básicas que pueden ayudar:
Jugar a juegos de mesa. La mayoría de los juegos de mesa entrenan estas habilidades. Por ejemplo, en los juegos de cartas se debe pensar en las cartas del contrincante. Eso hace que se tenga en funcionamiento la memoria de trabajo. Ocurre lo mismo con juegos como el parchís: si se tiene la atención en el juego, en cuanto se tiran los dados se sabe qué ficha mover. Este esfuerzo es el que realmente permite entender.
Hacer esquemas, resúmenes o subrayar. Supone manipular el objeto de estudio, trabajar un texto, subrayarlo, hacer un esquema, lo que ayuda a comprenderlo. "Te tienes que esforzar por encontrar las palabras clave.
Por eso se fijan los conceptos, porque estás aprendiendo. Memorizar un artículo detrás de otro no sirve para nada; cuando salgas del examen ya los habrás olvidado. Sin embargo, si los elaboras y los organizas, esto supone un esfuerzo, que es el que se necesita para aprender".
Pasatiempos. Las sopas de letras, los sudokus y el resto de los pasatiempos también entrenan la memoria de trabajo.
Recompensas con el tiempo
Una de las principales razones por las que cuesta incluir el esfuerzo en el aprendizaje es que en la sociedad actual se impone lo inmediato, lo que no requiere tiempo de espera. "Todo caduca pronto y las recompensas se esperan al momento, no importa en qué ámbito nos situemos. Esta necesidad de inmediatez y de disminuir el tiempo de espera hasta la consecución de un objetivo, resultado o premio implica la eliminación del esfuerzo. Si no hay un tiempo para llevar a cabo un ejercicio, una actividad o un juego, es imposible que se precise ningún esfuerzo", señala Sylvie Pérez.
Por eso, en su opinión, es necesario incorporar el saber esperar para introducir después el esfuerzo, pero para ello el mundo adulto también debe ser capaz de no vivir en la inmediatez. "Los docentes deben ser conscientes de esto. Los psicopedagogos tenemos que compartir con los docentes y con las familias la manera como aprenden los niños", señala la psicopedagoga.
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