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“Los niños se están volviendo miopes a un ritmo nunca visto”, reconoce optometrista (y II)

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Lucia

En la actualidad, la miopía infantil está en aumento, y las proyecciones sugieren que para el año 2050, aproximadamente el 50% de la población mundial podría verse afectada por esta afección visual. A pesar de que algunos casos de miopía se deben a factores genéticos, los científicos están cada vez más convencidos de que el entorno desempeña un papel crucial en esta tendencia preocupante.

"El mayor factor de predicción de la miopía es el momento en que se adquiere", afirma Jeffrey Walline, optometrista y decano asociado de investigación de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos). Como explica Walline, cuanto más joven sea un niño cuando adquiere la miopía, peor acabará siendo, debido al tiempo que el globo ocular pasa creciendo más de lo debido. En la mayoría de los niños, la visión se estabiliza al final de la adolescencia, aunque en una minoría de individuos este proceso dura hasta mediados de los 20 años.

Además de la necesidad de gafas correctivas o lentes de contacto, las personas con miopía también enfrentan un mayor riesgo de desarrollar problemas de visión más adelante, como el desprendimiento de retina, glaucoma, degeneración macular y cataratas. Este aumento en las tasas de miopía es una preocupación significativa para la salud visual a nivel mundial.

Múltiples estudios han identificado la falta de tiempo al aire libre como uno de los principales factores de riesgo para desarrollar miopía.

La exposición a la luz natural desencadena la liberación de dopamina, que actúa como una señal para frenar el crecimiento del ojo. Por lo tanto, la falta de tiempo al aire libre puede contribuir al desarrollo de la miopía.

A pesar de las complejidades en las razones detrás del aumento de la miopía, existe un interés creciente en encontrar soluciones efectivas para ralentizar la progresión de la afección. Algunas investigaciones han demostrado que el uso de lentes de contacto bifocales o la aplicación de gotas de atropina de baja concentración pueden ralentizar significativamente la progresión de la miopía en niños. Estos tratamientos prometedores han demostrado reducir la velocidad de crecimiento del ojo en un 50-60%.

La posibilidad de prevenir o retrasar el desarrollo de la miopía en niños es un área activa de investigación. Estudios clínicos están evaluando el uso de gotas oftálmicas de atropina de baja concentración en niños en riesgo de desarrollar miopía. La idea es intervenir antes de que la miopía se desarrolle por completo, lo que podría tener un impacto significativo en la salud ocular a largo plazo.

En consecuencia, la miopía infantil está aumentando a nivel global, y aunque las razones detrás de este aumento son multifacéticas, se están investigando soluciones prometedoras para ralentizar su progresión y prevenirla en niños en riesgo. La salud visual es fundamental para la calidad de vida de los niños y su bienestar en etapas posteriores de la vida, y abordar este problema es de vital importancia. En los próximos años, es posible que veamos avances significativos en la prevención y el tratamiento de la miopía infantil, lo que beneficiaría a generaciones futuras.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Kampus Production

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