¿La fiebre hace crecer a los niños?
publisher
mcora
Hay padres que, después de un resfriado o una gripe, miran a sus hijos y aseguran que parecen haber crecido de golpe. Lo comentan con sorpresa, casi con incredulidad, como si el cuerpo infantil hubiese aprovechado la fiebre para estirarse unos centímetros más. La escena se repite en muchas casas, y aunque suene a mera observación cotidiana, algo de cierto hay detrás de esa idea.
Desde Maldita.es se plantearon la pregunta que tantos adultos se hacen sin obtener una respuesta clara: ¿la fiebre hace crecer a los niños o, por el contrario, es el crecimiento el que provoca que el cuerpo reaccione con un aumento de temperatura? La duda ha acompañado a generaciones de padres, y la ciencia ha empezado a ofrecer explicaciones más concretas.
Gonzalo Oñoro, pediatra y coautor del blog "Dos pediatras en casa", no descarta la intuición popular. “Esto es una percepción individual y no se produce cada vez que tienen fiebre, pero detrás de esta apreciación hay algo de verdad”, explica. El fenómeno, según él, tiene que ver con la acción de una sustancia que el cuerpo libera de manera natural: la hormona del crecimiento, conocida por sus siglas en inglés, GH.
Esa hormona se produce sobre todo durante las horas de sueño. Y aquí entra en juego un detalle clave: cuando un niño enferma y tiene fiebre, suele dormir más. No lo hace por azar, sino por efecto de las citoquinas, unas moléculas que el organismo libera para combatir la infección y que, además de activar el sistema inmunitario, inducen el sueño. “Durante un proceso febril o infeccioso es normal que un niño duerma más horas de lo habitual, así que la secreción de la GH será mayor en estos periodos, lo que a la postre se traduce en un estirón”, señala Oñoro.
La fiebre, entonces, no sería la causa directa del crecimiento, pero sí un escenario favorable. El cuerpo, ocupado en defenderse, modifica su ritmo interno y, en ese proceso, activa mecanismos que también influyen en el desarrollo físico. El pediatra lo explica con claridad: “Existen algunos estímulos que aumentan la secreción de esta hormona, como el ejercicio, el estrés físico, un traumatismo, una enfermedad aguda o la propia fiebre.”
Sin embargo, advierte que reducir la GH a su papel en el crecimiento infantil sería simplificar demasiado. “A menudo se asocia la hormona de crecimiento solamente con que los niños crezcan, pero es importante recordar que esta hormona ejerce otras funciones como son la síntesis de proteínas o el aumento de la glucosa en sangre”, comenta. Todo ello es necesario para mantener el equilibrio del cuerpo, incluso cuando está enfermo. En esos momentos, la prioridad del organismo no es crecer, sino mantenerse estable. El “estirón” sería más bien un efecto secundario, una consecuencia colateral de ese esfuerzo biológico por recuperar la normalidad.
Si se combinan los dos factores —más horas de sueño y una fiebre que estimula la liberación de GH—, la ecuación se completa. El niño enfermo, con el cuerpo en plena reorganización interna, termina por ganar unos milímetros al cabo de unos días. “En resumen, la unión de estos dos hechos, que los niños duerman más mientras están enfermos y que la fiebre estimula la liberación de la hormona de crecimiento, explicarían que los niños peguen un estirón tras pasar una enfermedad”, concluye Oñoro.
Así, lo que parecía una simple coincidencia se revela como una respuesta natural del cuerpo: en el mismo proceso en que combate la fiebre, también aprovecha para construir. Entre el cansancio, las mantas y las noches de sueño profundo, algo sucede bajo la piel: las células siguen trabajando, y el crecimiento, silencioso, continúa su curso incluso cuando el termómetro marca más de lo normal.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Víctor Abellón





















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Comentarios