Cómo combatir el rencor en los niños
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Lucia
El rencor es una emoción negativa que puede ser experimentada por personas de todas las edades, incluyendo niños. El rencor se caracteriza por una sensación de resentimiento y enojo persistente hacia alguien que se considera responsable de una ofensa o daño pasado.
En los niños, el rencor puede manifestarse de varias formas, como la evitación de la persona o situación que causó la ofensa, el deseo de venganza o la rumiación constante sobre el evento en cuestión. Además, el rencor también puede tener efectos negativos en la salud emocional y el bienestar del niño, lo que puede llevar a problemas de comportamiento y relaciones interpersonales.
Cuando los niños se han sentido atacados, dañados o decepcionados, pueden acabar desarrollando el sentimiento de rencor. Y aunque, en un momento dado este sentimiento pueda protegerlos, lo cierto es que, con el tiempo, y si no se trabaja, puede enquistarse y ser peor para ellos, dicen en Bebés y Más.
En este artículo ofrecemos cinco pautas para trabajar este sentimiento en los niños y cómo aplicarlas.
Es importante no confundir la rabia con el rencor. La rabia también se despierta cuando nos sentimos heridos u ofendidos, o cuando no respetan nuestros límites. Dura un cierto tiempo y nos permite poner en marcha mecanismos para protegernos o restaurar ese dolor; por lo tanto, es adaptativa.
En cambio, el rencor es más intenso y duradero y no es adaptativo, porque nos genera sufrimiento y nos ancla en una posición pasiva, donde solo alimentamos una rabia que nunca cesa. Es un sentimiento paralizante que no nos permite cerrar capítulos de nuestra vida y avanzar. Por lo tanto, y sobre todo con los niños, es importante trabajar con ellos para que ese rencor no interfiera en su bienestar.
El rencor es un sentimiento paralizante que no nos permite cerrar capítulos de nuestra vida y así poder avanzar.
Cómo trabajar el rencor en los niños
Para trabajar el rencor en los niños, hemos de partir de la base de que, es posible dejar de sentir rencor, y que esto no significa "olvidar lo que ocurrió". Eso no se puede olvidar (ni debemos hacerlo), pero sí podemos hacer las paces con ese pasado, integrar esa experiencia para poder seguir adelante. En este sentido, perdonar puede ayudar.
1. Validar su emoción
Aunque no nos guste que nuestro hijo sienta rencor, es importante que validemos cómo se siente, y que no le restemos importancia a su sentimiento. Pero ojo, esto no quita que no podamos explorar ese sentimiento, reflexionando sobre él y valorando si realmente vale la pena seguir alimentando ese rencor.
Podemos validarle, por ejemplo, con estas palabras: "puedo entender que te sientas así, pero tal vez podamos hablar sobre ello para que te sientas mejor, ya que el rencor te está haciendo daño".
Podemos validar su emoción, y a su vez, explorar ese sentimiento, reflexionando sobre él y valorando si realmente vale la pena seguir alimentando ese rencor.
2. Valorar lecturas alternativas a través de la empatía Se trata de empatizar con la persona que nos ha hecho daño. Podemos reflexionar junto al niño; "¿por qué crees que [la persona por la que siente rencor] hizo esto?" Buscaremos con él otras posibles interpretaciones a su conducta más allá de "porque es malo", o "porque actuó con mala fe", etc.
La idea es que el niño pueda ponerse en el lugar de la otra persona para comprender su conducta y entender que tal vez no sea nada personal y pueda incluso relativizar lo sucedido, ser más compasivo, etc.
Y ojo, entender a la otra persona no significa, necesariamente, perdonarla, u olvidarnos del daño que nos hizo. Pero sí puede ayudarnos a reducir la intensidad de ese rencor, dándonos cuenta de que nosotros también nos equivocamos a veces.
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