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Astenia primaveral puede cambiar el carácter de tus niños

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Lucia

Si has notado que tu niña o niño han cambiado su forma de ser, y están enfadados o cansados, puede que la culpa la tenga la astenia primaveral.
Bebés y Más nos aporta consejos para aliviarla.
Quizá en los últimos días hayas notado que tu hijo está más irritable, apático o cansado de lo habitual. La culpa la tiene el cambio de estación, y es que al igual que nos sucede a los adultos, los niños también pueden sufrir astenia primaveral.
Aunque se trata de un trastorno pasajero, la astenia primaveral puede provocar un gran decaimiento e incluso afectar al rendimiento académico de niños y adolescentes.
Te contamos por qué se produce la astenia primaveral y cómo puedes ayudar a tu hijo a combatir los síntomas que provoca.
¿Por qué se produce el cansancio primaveral?
La primavera es quizá la estación del año que más sentimientos opuestos provoca. Por un lado, hay quien la adora y disfruta de sus árboles en flor, las horas de luz y las suaves temperaturas. Pero también hay un gran número de personas que la sufren especialmente, debido sobre todo a las alergias ambientales y a la astenia que trae consigo.
La astenia primaveral es un trastorno temporal que se caracteriza por un estado de apatía y cansancio generalizado, problemas de sueño e incluso dolores musculares e irritabilidad.
La astenia primaveral (que también puede darse en otoño), suele durar entre una y dos semanas, que es el tiempo que el cuerpo necesita para acostumbrarse a los cambios biológicos que trae consigo la nueva estación. Estos cambios afectan a los niveles de determinadas hormonas asociadas al bienestar. Cuando esos niveles disminuyen es cuando aparecen los síntomas más típicos.
Síntomas de astenia primaveral en niños
Como comentábamos más arriba, el síntomas más característico de la astenia primaveral es el cansancio generalizado. Sin embargo, debido a que en primavera suele aumentar la actividad física de los niños al haber más horas de luz y suavizarse las temperaturas, puede ser difícil discernir si ese cansancio se debe a la primavera en sí o al exceso de actividad.
El cansancio y la fatiga en los niños trae consigo otros síntomas asociados, como por ejemplo:
    Irritabilidad: parece estar siempre enfadado, irascible y se queja por cualquier cosa.
    Sensibilidad: es posible que le notes especialmente triste o incluso llore por cualquier cosa.
    Cansancio: el cansancio puede hacer que les cueste más trabajo despertarse por la mañana o cumplir con su rutina diaria.
    Cambios de comportamiento: en algunos niños, el cansancio provoca justamente el efecto contrario, y se muestran más activos y alterados de lo normal. Esto a su vez puede provocar trastornos de sueño y cambios en su comportamiento derivados de ese cansancio.
    Bajo rendimiento escolar: como consecuencia de todo lo mencionado, es posible que el niño vea afectada su capacidad de concentración y, por tanto, baje su rendimiento académico de forma temporal.
Como ya hemos adelantado más arriba, la astenia primaveral no deberían durar más de dos semanas, aproximadamente. Si pasado ese tiempo tu hijo sigue presentando esta sintomatología, o aparecen otros síntomas como fiebre, mocos, tos o diarrea es necesario consultarlo con el pediatra, pues podría tratarse de alguna enfermedad propia de esta época del año.
¿Qué hacer si mi hijo presenta astenia primaveral?
Ante todo es fundamental entender que cuando un niño se comporta de una forma especialmente demandante, irritable e irascible, siempre hay un motivo detrás que lo justifica, aunque el niño no sepa explicarnos lo que le ocurre. Atenderle desde el amor incondicional, el respeto y la empatía es clave para ayudarle a sentirse mejor.
Pero si además, estos comportamientos se dan en esta época del año, lo normal es pensar que pueda tratarse de astenia primaveral. En estos casos también puede ayudarnos poner en práctica los siguientes consejos:
    Cuida su alimentación: ofrece a tu hijo una dieta variada y equilibrada, incluyendo alimentos que le ayuden a recuperar la energía y vitalidad, especialmente frutas y verduras ricas en vitaminas del complejo B, cereales, frutos secos y pescados. Además, es conveniente realizar cinco comidas al día para evitar bajadas de azúcar, y no ofrecer cenas copiosas que puedan dificultar la digestión y el correcto descanso.
    Siempre bien hidratados: no siempre somos conscientes de la importancia que tiene que nuestros hijos beban la cantidad de agua que se recomienda según su edad. Y es que estar bien hidratados mejora el rendimiento físico, ayuda a reponer los líquidos perdidos a lo largo del día y afecta de forma positiva a nuestro bienestar físico y emocional.
    Actividad y juegos al aire libre: la vitamina D que proporciona el sol es fundamental para mantener fuerte el sistema inmune y contribuir al correcto desarrollo de los huesos durante la infancia, ya que favorece la absorción del calcio. Pero esta vitamina también tiene una importante repercusión en el estado anímico, pues interviene en la síntesis de los neurotransmisores dopamina y la serotonina, cuyos bajos niveles se asocian a la depresión y la tristeza.
    Tiempo en familia: jugar con los hijos, leer juntos o hacer deporte en familia siempre va a influir de forma positiva en el estado anímico de los niños y adolescentes, mejorando su confianza y autoestima, repercutiendo en su bienestar y felicidad, y fortaleciendo los vínculos familiares. Ni qué decir tiene que este consejo deberíamos ponerlo en práctica siempre, con independencia de la estación del año en la que nos encontremos.
    Favorecer el correcto descanso: la higiene del sueño es fundamental para que nuestros hijos se sientan bien física y anímicamente, pero muy especialmente si presentan un cuadro de astenia primaveral. En este sentido, es primordial cuidar sus rutinas de sueño, propiciar un estado de calma y relajación antes de ir a dormir, y asegurar que el niño duerme el número de horas recomendadas para su edad.
Photo: © Vitolda Klein / Unsplash

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