Por qué debemos parar de decir "pórtate bien" a los niños
Es"Pórtate bien en la escuela" "Pórtate bien con los abuelos" "Pórtate
bien o no verás la televisión o te quito la tablet"... La expresión
"pórtate bien" es demasiado abstracta y puede cambiar según la
mentalidad de los padres y cuidadores. ¿Nos hemos parado a pensar en
cómo puede repercutir esta frase? ¿Cómo estamos educando a nuestros
hijos cuando les señalamos sin ninguna razón que se porten bien? ¿Sirve
para educar la frase 'pórtate bien'? Son preguntas que responden desde
El Periódico.
Nuestros hijos no están en nuestra mente y no pueden saber en cada
situación qué significa para nosotros portarse bien. Estando en un
contexto de un parque, puede que portarse bien signifique no pegar a
otros niños; pero en un contexto de la consulta del pediatra puede
significar no armar barullo y quedarse sentado en la silla. Y aunque
estas ideas y estas normas están en nuestra mente, nuestro hijo o hija
no conoce las reglas que se deben seguir en los contextos sociales.
Nadie nace sabiendo, nuestros hijos tampoco. Somos nosotros quienes
debemos decirles mediante normas y límites qué cosas se deben hacer y
cómo se ha de comportar en determinados contextos.
Por eso, decirles a nuestros hijos 'pórtate bien' no les aporta nada a
nuestros hijos, sino más incertidumbre y más arbitrariedad. Asimismo, al
señalarles 'pórtate bien' estamos etiquetándoles indirectamente como un
niño o niña que no se comporta bien, como un niño malo. Si atribuimos
constantemente una etiqueta a nuestros hijos, nosotros acabaremos
creyendo que nuestros hijos tienen los atributos de esas etiquetas, por
lo que relacionaremos sus conductas (se comportan mal) con su modo de
ser (se comportan mal, por lo que son malos).
'Pórtate bien' acompañado de un premio o de una amenaza
"Si te portas bien, te compraré un helado". "Si no te portas bien, te
quedarás sin ir a la excursión". La frase 'pórtate bien' suele ir
acompañada de un premio o un castigo. “Las casas en donde más se grita,
donde más se castiga, más se premia, más se chantajea y más se amenaza,
son las casas en donde se obedece menos”, dice Amaya de Miguel, creadora
de Relájate y Educa. Usar los premios y los chantajes hará que nuestro
hijo vea el premio como algo a lo que se debe aspirar, pero llegará un
momento en el que no habrá compensación ni premio y no querrán acatar la
orden o lo que les digamos. Si les premiamos cuando se comportan bien,
por ejemplo, "si te portas bien te dejo más rato al ordenador", cuando
no haya recompensa de tener más tiempo con el ordenador, no se
comportarán bien.
¿Qué alternativas existen al 'pórtate bien'?
Poner límites a nuestros hijos es una de las mejores formas para que
crezcan seguros. Poco a poco nuestro hijo va a ir descubriendo nuevas
situaciones, y como padres y madres deberemos irles explicando qué pasa
en ciertas situaciones y qué límites podemos poner. Dependiendo de la
situación que se dé, debemos darles una explicación sencilla sobre qué
límites no puede atravesar. Por ejemplo, hay límites que deben acatar
por su propia seguridad, como dar la mano cuando están en la calle o
llevar la sillita en el coche. Antes de cruzar con ellos el paso de
cebra, podemos explicarles que siempre que se cruce, nos tenemos que dar
la mano y no soltarnos para estar seguros y protegidos.
Os damos otros dos ejemplos:
Cuando vayamos al médico, debemos comentarle de antemano lo que va a
ver, qué le van a hacer y cómo se debe comportar. Si sabe con
anterioridad qué se va a encontrar y cómo debe mantener la calma,
nuestro hijo va a estar mucho más seguro, y no deberemos recurrir a la
expresión 'pórtate bien'. Podemos decirle: "Cariño, vamos a ir al
pediatra a que te hagan unas pruebas. Es un sitio en el que no se puede
gritar ni tampoco corretear. ¿Te parece que estemos allí juntos en calma
y después vamos al parque a jugar y a correr?"
En un restaurante, antes de que se dé la situación de que nuestro hijo
esté inquieto, podemos adelantarnos jugar un rato con él para que esté
más cansado y no tenga tanta energía a la hora de comer y podemos
señalarle que en los restaurantes hay que respetar a los demás y que no
debemos molestarles. De esta forma, les podemos señalar que no pueden
correr ni gritar en estos restaurantes. Si durante la comida vemos que
sigue inquieto, intentaremos llevarle a una zona más tranquila donde le
repetiremos con calma que no podemos molestar y sacaremos a la calle
para que juegue un poco más.
Hay que tener en cuenta que con los niños pequeños estos límites serán
más complicados de cumplir y que las rabietas serán frecuentes. Cuando
queramos poner un límite, por ejemplo, que nuestro hijo no coja las
cosas que son ajenas, debemos explicárselo con palabras claras y cortas.
Asimismo, podemos darles alternativas y dejarles escoger qué prefieren
hacer para que no se sientan tampoco limitados.
Photo: © Cade Martin, Dawn Arlotta / USCDCP
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