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Programa preescolar muestra beneficios duraderos en adolescentes de bajos ingresos, según estudio

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Un estudio longitudinal publicado en la revista Child Development revela que estudiantes de bajos ingresos que participaron en un programa preescolar centrado en el desarrollo socioemocional mantuvieron sus beneficios hasta la adolescencia. La investigación, liderada por Karen Bierman, profesora de Psicología y Desarrollo Humano en Penn State, siguió a participantes del programa Head Start REDI (Research-based, Developmentally Informed), una intervención diseñada para fortalecer habilidades sociales, emocionales y de lenguaje en niños en situación de vulnerabilidad.

El estudio, iniciado en 2002, incluyó a 356 niños de 26 centros Head Start en tres condados de Pensilvania. La mitad recibió la intervención, que combinaba un currículo de aprendizaje socioemocional —con énfasis en identificación de emociones y habilidades sociales— con un programa de lectura interactiva. La otra mitad continuó con la metodología habitual.

"Buscábamos compensar las desigualdades tempranas causadas por la pobreza", explicó Bierman. "El enfoque no solo mejoraba la preparación académica, sino también habilidades como el autocontrol y la resolución de conflictos".

Los primeros resultados mostraron avances en la adaptación social durante la primaria: los maestros reportaron mayor cooperación y participación de los padres. En la fase reciente, centrada en la adolescencia, los investigadores analizaron informes de padres, profesores y registros escolares de 210 participantes. Los datos mostraron que el grupo REDI presentaba menos problemas conductuales —como incumplimiento de normas o peleas— y síntomas emocionales como ansiedad o depresión, en comparación con el grupo de control.

"Aunque no hubo efectos directos en notas o graduación, la mejora en habilidades socioemocionales creó una capacidad protectora", señaló Bierman. "Esto facilita manejar las presiones sociales de la adolescencia y, indirectamente, favorece el rendimiento académico".

El estudio continúa monitoreando a los participantes, ahora adultos jóvenes, para evaluar cómo estas habilidades tempranas impactan en su vida laboral o universitaria.

Head Start, creado en los años 60 por el gobierno federal estadounidense, atiende anualmente a cerca de un millón de niños vulnerables. Programas como REDI, basados en evidencia, refuerzan su enfoque integral. "El gran legado es que las inversiones en desarrollo infantil temprano pueden tener efectos duraderos", concluyó Bierman.

Mientras el equipo analiza datos de las cohortes de 18 a 24 años, el hallazgo subraya la importancia de políticas públicas que integren apoyo socioemocional en educación inicial, especialmente para poblaciones en desventaja económica.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © MhmdAli1900

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