Precauciones básicas para viajar con niños en auto
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En las carreteras de Estados Unidos, una realidad persistente marca la vida de muchas familias. Cada año, cientos de niños menores de trece años fallecen en accidentes de tráfico, mientras decenas de miles más sufren lesiones que incluyen daño cerebral permanente y lesiones medulares. Estos accidentes se han convertido en la principal causa de muerte para niños entre cinco y catorce años, una estadística que contrasta con las medidas de prevención disponibles.
Aunque las normativas en cada estado no siempre coinciden, hay precauciones básicas comunes y que las autoridades recomiendan a la hora en automovil con menores:
El camino hacia la seguridad comienza con gestos aparentemente simples.
Abrocharse siempre el cinturón de seguridad no solo protege al conductor, sino que establece un ejemplo para los más pequeños. Los especialistas insisten en que cada viaje, sin importar su brevedad, requiere el uso adecuado de sistemas de retención: sillas de seguridad, asientos elevadores o cinturones.
La ubicación dentro del vehículo representa otro factor crucial. El asiento trasero se considera el lugar más seguro para los niños, recomendándose que todos los menores de doce años viajen en esta zona utilizando los sistemas de protección adecuados. Para los más pequeños, la orientación de la silla marca una diferencia fundamental. Lo más seguro es mantener a los niños en sillas orientadas hacia atrás el mayor tiempo posible, idealmente hasta al menos los dos años o hasta que alcancen los límites de peso y altura especificados por el fabricante.
Esta posición ayuda a sujetar la cabeza, el cuello y la columna vertebral durante los impactos.
Los niños que han superado la etapa anterior deben permanecer en sillas orientadas hacia adelante con arnés tanto tiempo como sea posible, ya que muchos modelos pueden acomodar a menores de hasta treinta kilogramos o más. Existe una advertencia específica sobre la colocación de sillas orientadas hacia atrás: nunca deben instalarse en el asiento delantero de vehículos con airbag del pasajero activo, ya que su inflado podría golpear el respaldo del asiento infantil y causar lesiones graves o mortales.
El proceso de sujeción requiere atención al detalle. Después de abrochar el cinturón al niño, es fundamental verificar que el ajuste sea cómodo pero seguro. Los expertos advierten contra el uso de elementos improvisados como almohadas, libros o toallas para elevar al niño, ya que pueden deslizarse y aumentar el riesgo de lesiones. Solo deben utilizarse asientos de seguridad o elevadores que cumplan con las Normas Federales de Seguridad de Vehículos Motorizados de EE. UU., información que debe aparecer claramente en la etiqueta del producto.
La vida útil de estos dispositivos tiene sus límites. No se recomienda utilizar asientos elevadores que hayan estado involucrados en accidentes, ya que podrían presentar defectos invisibles. Tampoco se aconseja emplear sillas con más de diez años de antigüedad, pues las normas de seguridad pueden haber evolucionado durante ese periodo.
Incluso la vestimenta requiere consideración especial. Durante el invierno, debe evitarse colocar al niño en la silla con ropa abultada, ya que puede comprimirse en caso de accidente y dejar las correas demasiado sueltas. Una alternativa segura consiste en cubrir al menor con un abrigo o manta sobre las correas ya ajustadas.
La instalación correcta representa el último eslabón en esta cadena de seguridad. Leer las instrucciones del asiento infantil antes de instalarlo se convierte en un paso indispensable. Para vehículos que solo disponen de cinturones de regazo en el asiento trasero, existe la posibilidad de que un concesionario o taller especializado instale cinturones de hombro.
Un gesto burocrático cierra el círculo de precauciones: completar y enviar por correo la tarjeta de registro que acompaña al asiento de seguridad o elevador. Este trámite aparentemente menor permite que los fabricantes notifiquen a las familias en caso de retirada del mercado del producto, completando así un sistema de protección que, aunque no elimina completamente los riesgos, transforma significativamente las probabilidades en favor de la seguridad infantil.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Amanda Mills-USCDCP





























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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