
Por qué niños inteligentes y con fluidez verbal enfrentan retrasos escolares
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En clase, hay niños que hablan con fluidez, que destacan en las pruebas verbales y que parecen comprender el mundo con una agudeza superior a la de sus compañeros. Sin embargo, un grupo de investigadores de Massachusetts General Hospital y la Facultad de Medicina de Harvard ha descubierto que esas habilidades no siempre se traducen en un desempeño escolar sencillo. Su estudio, publicado en la revista "Child Neuropsychology", muestra que algunos de estos estudiantes, pese a tener un alto nivel intelectual, se enfrentan a obstáculos cotidianos cuando procesan la información más lentamente de lo esperado.
La velocidad de procesamiento se refiere a la capacidad de captar datos, interpretarlos y responder de manera rápida y eficaz. Se trata de una función cognitiva que atraviesa todas las actividades escolares: desde copiar apuntes del pizarrón hasta seguir las instrucciones de un problema matemático. Cuando esta habilidad es más lenta, incluso los niños con altas capacidades verbales pueden verse en aprietos para cumplir con las demandas del entorno académico.
El equipo dirigido por la neuropsicóloga pediátrica Gina Forchelli examinó el caso de 679 niños y adolescentes de entre 6 y 17 años, todos ellos evaluados en una clínica psiquiátrica infantil. Cada participante tenía un puntaje de comprensión verbal superior a 110, lo que los colocaba en un rango de razonamiento verbal alto. Los investigadores los dividieron en dos grupos: aquellos cuya velocidad de procesamiento era notablemente más baja en comparación con sus capacidades verbales, y aquellos en los que no existía esa diferencia.
Los resultados fueron claros. Según los informes de padres y maestros, los niños con un desfase entre sus habilidades verbales y su velocidad de procesamiento eran percibidos como más desorganizados y menos responsables con las tareas escolares. En varios casos, habían repetido un curso. Los maestros, incluso más que los padres, fueron quienes señalaron mayores dificultades: problemas con las habilidades de liderazgo, con la comunicación funcional y con el desarrollo de destrezas de estudio. También mencionaron fallas de atención y aprendizaje, aunque estos niños no presentaban necesariamente un cuadro clínico de discapacidad.
Las preocupaciones sobre esta área no son nuevas. “Las dificultades en la velocidad de procesamiento en niños han sido un área de creciente interés en el campo y también un interés particular de una de mis mentoras, la doctora Ellen Braaten”, explicó Forchelli, codirectora del programa de formación postdoctoral en el Learning and Emotional Assessment Program del hospital Massachusetts General Brigham. Desde su experiencia clínica, añadió: “He encontrado que las debilidades en el procesamiento son un marcador de dificultades en el mundo real. A veces los niños con problemas en esta área tienen un diagnóstico clínico y a veces no, pero la mayoría de ellos luchan en algún aspecto funcional”.
El interés por este perfil cognitivo desigual no es reciente. En 2022, Forchelli ya había publicado un estudio que mostraba cómo los niños con alta inteligencia verbal pero con menor velocidad de procesamiento obtenían peores resultados en lectura y matemáticas que sus pares más veloces. Esa investigación abrió preguntas sobre el impacto que estos desfases podían tener en la vida diaria, más allá de las calificaciones.
En esta ocasión, el grupo buscaba respuestas sobre lo que sucede fuera de los tests. Querían observar el efecto en la organización escolar, en la forma de relacionarse con compañeros y profesores, e incluso en conductas de riesgo. Aunque no hallaron diferencias significativas en aspectos sociales, amistades o consumo de sustancias, sí confirmaron que el impacto académico es consistente y se percibe desde edades tempranas.
Forchelli señaló en una entrevista con PsyPost: “Este estudio sugiere que un rendimiento relativamente más bajo en velocidad de procesamiento, en comparación con la capacidad verbal, es una preocupación legítima, incluso para los niños con mayores habilidades cognitivas cuando la velocidad de procesamiento está dentro del rango promedio para su edad”.
La investigadora subrayó, además, que los docentes fueron quienes detectaron con más claridad estas dificultades. “Los maestros informaron la mayor preocupación en nuestro estudio y pueden ser los primeros en notar problemas en esta población”, dijo. Por eso, los autores sugieren la necesidad de reforzar la comunicación entre familias, escuelas y especialistas, de modo que las señales no pasen inadvertidas.
No obstante, el trabajo tiene limitaciones. Todos los participantes provenían de un entorno clínico, por lo que es posible que representen a un grupo más vulnerable que la población general. Tampoco se recogieron directamente las experiencias de los niños y adolescentes, sino que se dependió de lo que padres y maestros reportaban. “Nos beneficiaría más información de los propios niños para aprender aspectos adicionales, como si la velocidad de procesamiento se relaciona con conductas de riesgo”, admitió Forchelli. “Nuestra muestra fue tomada de una población clínicamente referida, lo cual nos hace preguntarnos también si los resultados se generalizan a niños que no han sido remitidos a evaluaciones”.
Las dudas que quedan abiertas muestran la complejidad de medir y comprender esta capacidad cognitiva. “La literatura actual tiene gran variabilidad en cómo se definen y se miden las dificultades en la velocidad de procesamiento”, explicó la investigadora, quien adelantó que trabaja en un nuevo artículo para identificar tendencias recientes y orientar posibles intervenciones en el campo.
Mientras tanto, el estudio deja una conclusión clara: incluso entre niños considerados brillantes, hay aspectos invisibles que pueden marcar la diferencia en su trayectoria escolar. La rapidez con la que procesan la información, aunque pueda pasar desapercibida en un examen de vocabulario o en una conversación cotidiana, parece tener un peso determinante en cómo organizan sus tareas, cómo responden a la presión de la escuela y cómo son percibidos por los adultos que los acompañan en su formación.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Massachusetts General Hospital
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