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Pantallas serían remedio ante soledad infantil: Preferirían jugar con otros niños

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Una encuesta reciente realizada a más de 500 niños estadounidenses de entre 8 y 12 años revela algo que muchos sospechaban pero pocos escuchaban directamente de sus protagonistas: los niños prefieren jugar al aire libre con sus amigos antes que pasar horas frente a una pantalla. Sin embargo, la realidad es que cada vez tienen menos oportunidades de hacerlo.

El estudio, llevado a cabo por Harris Poll en marzo, muestra que el 45% de los niños elegiría pasar tiempo con amigos en juegos libres y sin supervisión adulta, como explorar el vecindario o improvisar partidos de baloncesto. Solo el 25% optó por socializar en línea como su actividad favorita. Aun así, la mayoría pasa más tiempo en sus dispositivos que en parques o calles. La razón no es solo la atracción de la tecnología, sino también las restricciones que los adultos imponen a su autonomía.

Menos de la mitad de los niños de 8 y 9 años ha caminado solo por un pasillo de supermercado, y más de una cuarta parte no puede jugar sin vigilancia en su propio jardín delantero. Mientras tanto, el 75% de los niños entre 9 y 12 años juega regularmente en Roblox, un espacio virtual donde pueden interactuar sin supervisión. La paradoja es clara: se les niega libertad en el mundo real, pero se les permite vagar sin restricciones en el digital.

Los temores de los padres han crecido exponencialmente desde los años ochenta. Según otra encuesta de Harris, el 60% cree que si dos niños de 10 años jugaran solos en un parque, probablemente se lastimarían, y la mitad piensa que podrían ser secuestrados. Estas percepciones contrastan con datos reales: como señala el autor Warwick Cairns, un niño tendría que estar sin supervisión durante un promedio de 750.000 años antes de ser raptado por un extraño en EE.UU.

Sin embargo, el instinto protector ha llevado a una infancia cada vez más estructurada y menos independiente. Los juegos espontáneos en terrenos baldíos han sido reemplazados por ligas deportivas organizadas; las volteretas en el parque, por equipos de cheerleading competitivos.

El resultado, según expertos, es una generación con menos habilidades para resolver problemas cotidianos y mayores índices de ansiedad y depresión.

Intentos por cambiar la norma

Algunas comunidades están buscando revertir esta dinámica. En Piedmont, California, un grupo de padres lleva a sus hijos al parque los viernes para que jueguen sin supervisión. A veces discuten o se aburren, pero eso, argumentan, es parte de aprender. Otras iniciativas, como los "clubes de juego sin pantallas" en bibliotecas y escuelas, o el programa Let Grow —que asigna tareas como "hacer algo nuevo sin ayuda de los padres"—, buscan devolverles autonomía a los niños.

En Massachusetts, el pueblo de Newburyport premia a los niños que intentan actividades por su cuenta, mientras que los Boy Scouts (ahora Scouting America) están recuperando miembros al enfatizar actividades al aire libre. "Quieren libertad, pero no saben cómo manejarla porque nunca la han tenido", comenta una maestra participante en uno de estos programas.

La encuesta también mostró que el 73% de los niños pasaría menos tiempo en línea si tuviera más amigos cerca para jugar en persona. Sin embargo, en un mundo donde los vecindarios están vacíos de niños y las agendas familiares están repletas de actividades estructuradas, las pantallas siguen siendo la salida más accesible.

Mientras tanto, la tecnología avanza: Silicon Valley ya explora la idea de "amigos" de IA que nunca dicen que no. Pero, como concluye el estudio, ninguna inteligencia artificial podrá sustituir lo que estos niños anhelan: tiempo real, con amigos reales, en un mundo que les permita explorar sin miedo.

La solución, aunque incómoda para muchos padres, podría ser tan simple como abrir la puerta y dejarlos salir.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Andrea Piacquadio

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