Niños reconocen algoritmos
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En un laboratorio de la Universidad de California en Berkeley, un grupo de niños se enfrentó a un desafío inusual: tenían que ordenar conejos animados según su altura sin poder ver las diferencias entre ellos.
Detrás de una pared digital, las criaturas escondían sus estaturas, obligando a los pequeños participantes a confiar únicamente en comparaciones por pares, movimientos estratégicos y su propia memoria para deducir la jerarquía correcta.
Los investigadores Huiwen Alex Yang, Bill D. Thompson y Celeste Kidd observaron cómo los niños, sin instrucciones previas, comenzaron a desarrollar métodos sistemáticos para resolver el problema. Lo que comenzó como experimentación gradual se transformó en estrategias organizadas que minimizaban comparaciones innecesarias. Los movimientos dejaron de ser aleatorios para volverse deliberados y planificados.
El hallazgo más significativo emergió cuando los investigadores analizaron los patrones de comportamiento. Los niños habían descubierto espontáneamente algoritmos de ordenamiento similares a los que se enseñan en ciencias de la computación. Algunos replicaron inconscientemente el "ordenamiento por selección", identificando repetidamente el elemento más pequeño para colocarlo en su posición correcta. Otros desarrollaron variantes del "ordenamiento sacudida", escaneando la lista de izquierda a derecha y viceversa para ajustar progresivamente las posiciones.
Los niños mayores demostraron un pensamiento algorítmico más definido, realizando menos comparaciones redundantes y alcanzando resultados más rápidos y precisos. Los participantes más jóvenes, aunque más experimentales en sus enfoques, mostraron mejoras consistentes con el tiempo. Esta progresión sugiere que el crecimiento cognitivo y la experiencia contribuyen a afinar la formación de estrategias.
El estudio, publicado en la revista Nature Human Behaviour, desafía concepciones anteriores que subestimaban la capacidad infantil para el razonamiento estructurado. Lejos de limitarse al ensayo y error, los participantes crearon patrones mentales que reflejaban principios algorítmicos genuinos. La transición desde estrategias improvisadas hacia razonamientos deliberados ilustra un aspecto fundamental del desarrollo cognitivo.
Estos resultados tienen implicaciones para el diseño de entornos educativos. En lugar de enfatizar la instrucción explícita, los educadores podrían crear espacios que favorezcan el descubrimiento autónomo. Problemas abiertos que requieran razonamiento, en lugar de repetición, pueden fomentar tanto el pensamiento creativo como el analítico. Preguntas como "¿cómo podrías hacer esto más rápido?" o "¿qué cambiarías para reducir pasos?" pueden incentivar la reflexión y el crecimiento metacognitivo.
Para los padres, actividades cotidianas como rompecabezas simples o juegos de clasificación pueden convertirse en oportunidades para desarrollar el razonamiento lógico. Permitir que los niños experimenten sin corrección inmediata les da espacio para refinar sus métodos mediante la autodescubierta.
La investigación también trasciende el ámbito educativo, sugiriendo que el pensamiento algorítmico es una capacidad intrínseca de la cognición humana. Esta habilidad probablemente evolucionó porque la planificación adaptativa ayuda a navegar entornos complejos. Para los científicos que estudian inteligencia artificial, observar cómo los niños desarrollan estrategias mediante la exploración podría inspirar nuevos enfoques en el aprendizaje automático.
El estudio abre numerosas preguntas para investigaciones futuras: ¿podrían los niños descubrir patrones algorítmicos más avanzados? ¿Cómo influyen la memoria de trabajo y la persistencia en estos descubrimientos? ¿Se replicarían resultados similares en tareas de razonamiento social o espacial?
Lo que comenzó como un juego con conejos animados terminó revelando cómo las mentes jóvenes, guiadas por la curiosidad natural, pueden construir sistemas mentales eficientes sin necesidad de instrucción formal. La investigación pinta un cuadro donde los niños no solo imitan a los adultos, sino que inventan soluciones a través de la interacción con su entorno, en un proceso que se asemeja al descubrimiento científico en escala reducida.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © University of California, Berkeley




















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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