
Niños con formación musical potencian otras capacidades lectivas
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Un estudio reciente, publicado en BIORHIVIVE, se adentró en los mecanismos cerebrales que podrían explicar por qué la formación musical parece reforzar las habilidades de lectura en los niños pequeños. La investigación sugiere que este vínculo se establecería a través de una mejora en la capacidad de los niños para reconocer y manipular los sonidos que constituyen las palabras, una habilidad conocida como conciencia fonológica.
La investigación reunió a 57 niños, con edades comprendidas entre los 5 y los 9 años, en una proporción prácticamente igual de niños y niñas. De este grupo, aproximadamente la mitad llevaba aprendiendo a tocar un instrumento musical al menos un mes y practicaba como mínimo media hora a la semana. La otra mitad participaba en actividades extracurriculares no musicales. Maria Garcia-de-Soria, investigadora de la Universidad de Aberdeen en el Reino Unido y líder del estudio, explicó la complejidad que implica el aprendizaje musical. "No solo necesitas leer las notas.
Implica aprender un nuevo alfabeto de notación musical, pero también es necesario escuchar los sonidos y coordinar los movimientos de las manos y los ojos", señaló.
Los resultados mostraron una diferencia notable entre los dos grupos.
Los niños que estaban aprendiendo un instrumento musical obtuvieron un mejor desempeño que los otros en las pruebas de conciencia fonológica.
Esta capacidad, fundamental para el aprendizaje de la lectura, permite a una persona reconocer y manipular los fonemas, los sonidos individuales que forman las palabras. Además, el grupo musical también demostró poseer mejores habilidades de lectura en las evaluaciones.
Para profundizar en lo que ocurría en el cerebro, el equipo utilizó electroencefalografía para registrar la actividad neuronal de los niños mientras escuchaban una grabación de "El Hombre de Jengibre". Los datos revelaron que una actividad neuronal más fuerte en los centros del lenguaje localizados en el hemisferio izquierdo del cerebro se correlacionaba con mejores resultados de lectura en todos los niños. Sin embargo, se observó un matriz significativo: el grupo con formación musical presentaba puntuaciones de lectura más altas incluso con niveles más bajos de esta actividad específica en el hemisferio izquierdo.
Según el equipo investigador, este hallazgo sugiere que los niños músicos tienen un procesamiento del lenguaje más desarrollado y similar al de los adultos. "Los adultos tienden a procesar la música y el habla de manera más bilateral, y a veces más en el hemisferio derecho. Los niños con formación musical parecen tener un seguimiento del habla más similar al de los adultos", explicó Garcia-de-Soria. Este patrón de actividad cerebral se relaciona con la forma en que las personas evolucionan en su manera de leer a medida que mejoran sus habilidades, pasando de aprender fonemas a pronunciarlos con fluidez.
Anastasia Klimovich-Gray, quien formó parte del estudio, contextualizó el hallazgo. "La conciencia fonológica es un paso para aprender a leer, por lo que tiene sentido que la formación musical aumente la alfabetización al incrementar la sensibilidad a la fonología", explicó a la revista New Scientist.
Los investigadores hicieron hincapié en que el estudio controló factores como el estatus socioeconómico y la capacidad cognitiva general. Este control sugiere que la relación no se explica simplemente porque los niños con mejores habilidades de lectura sean más propensos a dedicarse a un instrumento. La relación entre música y lectura, además, podría no ser unidireccional. Garcia-de-Soria planteó la posibilidad de una influencia mutua: "La música aumenta la lectura, pero la lectura también puede aumentar la forma en que se toca la música más adelante".
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