Mindfulness desde la infancia
La técnica del mindfulness está de moda, y no tiene que ser sólo para los adultos, ya que puede beneficiar a los seres humanos desde la infancia. El mindfulness puede considerarse una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación. Juntamente a varias técnicas de relajación, su apogeo es reciente. Si los más pequeños de la casa entrenan su forma física en el colegio con clases de gimnasia o deportes, ¿por qué no ejercitar el cerebro con sesiones de mindfulness?
Cada vez son más los centros educativos que implementan herramientas de mindfulness (se traduce como atención plena) en la jornada escolar, en Estados Unidos, Holanda, Reino Unido o Australia, se pretendía incluir en el currículo escolar, cuenta El Confidencial.
Existen numerosos estudios realizados en escuelas de todo el mundo que lo prueban. Aquellos niños que practican las herramientas mindfulness son más capaces de regular situaciones de estrés, de ser empáticos y comprensivos, en lugar de dejarse llevar por emociones como la ira o el enfado. Este ejercicio de meditación les despierta la curiosidad, la creatividad, el asombro y les enseña a prestar atención a lo que ocurre en su mundo interior y exterior.
“La atención en los niños juega un papel importantísimo, ya que es en los primeros años de vida cuando desarrollamos esta capacidad, así como la concentración”, explica Teresa Moroño, bioquímica, máster en psicología clínica y experta en mindfulness fundadora de Be Mindful Spain. Aprender mindfulness desde pequeños aporta muchos beneficios, como nos explica esta experta:
1. Mejora considerablemente el incremento de la atención y la concentración tanto en niños más 'despistados' cómo en niños con mayor facilidad de concentración.
2. Mejora el reconocimiento y gestión de las emociones. Algo muy útil pues, en general, los niños tienen la mente llena de pensamientos, no saben qué les pasa cuando se enfadan o se entristecen. Con mindfulness aprenden a reconocer estas emociones, a sentirlas y a regularlas. Y esto les ayudará a manejarse en todos los ámbitos de su vida, por ejemplo en el colegio, ganando una mayor confianza en sí mismos.
3. Disminuye el estrés y ansiedad. Porque cuanto mayor es la atención en las tareas que realizan, menores son los pensamientos negativos que conllevan al estrés y la ansiedad.
4. Facilita las relaciones interpersonales. Debido a la introspección que se adquiere con la práctica de las herramientas de mindfulness, los niños aprenden a conocerse y eso les genera mayor seguridad en sí mismos. Se trata de una práctica muy útil para pequeños inseguros que se ven afectados por acontecimientos cotidianos, niños inquietos y también para los que presenten problemas de relación social.
5. Motiva al niño hacia el autocuidado, la autoestima sana y el autoconocimiento. Es directamente proporcional la relación del conocimiento de uno mismo con el amor y cuidado que esto genera.
Entendiendo 'amor' como respeto y cuidado de uno mismo, no hay que confundirlo con el ego.
¿Qué edad es la mejor para iniciarse? “Desde que comienzan a ir a la escuela, es decir, a los 3 años ya pueden coquetear con mindfulness, aunque muy dirigido a yoga simple y consciencia corporal. Es a partir de los 7-8 años cuando se deberían ir introduciendo las técnicas propias de mindfulness, como atención en la respiración y exploración corporal”, aconseja Teresa Moroño.
Y lo mejor: la práctica de las técnicas del mindfulness, que se van adaptando en función de la edad del niño, supone un beneficio notable que repercutirá no solo en la edad infantil (y en su ámbito familiar y social), sino a lo largo de todas las etapas de la vida.
Photo: © johnhain / pixabay
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