
Los intentos de que los niños pasen un verano “aburrido”, sin pantallas
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La imagen del verano como un tiempo sin fin, en el que los días se alargaban sin prisa entre juegos al aire libre, helados derretidos y peleas por el último polo en el congelador, parece haberse difuminado en la era de las pantallas. Sin embargo, un grupo creciente de padres está decidido a revivir ese espíritu de “verano a la antigua” para las nuevas generaciones, promoviendo experiencias lejos de los dispositivos electrónicos y más cerca de la vida real, incluso cuando ellos mismos utilizan redes sociales para compartir sus métodos, leemos en Independent.
Shannele, conocida en Instagram como @reelmomstuff, es una de las impulsoras de esta tendencia. Lleva más de un año publicando contenidos sobre cómo criar a los hijos bajo un modelo que ella denomina “niños de los 90”. Entre sus prácticas está la de prohibir el uso de pantallas en el coche y fomentar el juego al aire libre. También cuenta que en su casa solo hay un televisor y un teléfono fijo a disposición de sus hijos. Según explica, se trata de una manera de recrear una infancia sin tecnología constante, donde el aburrimiento ocasional es visto como algo positivo.
En TikTok, otras madres como @motheringmoon y Erin Monroe (@erin.monroe_) comparten estrategias similares. En sus perfiles muestran cenas familiares en el jardín, jarras de refrescos como el Kool-Aid, y juegos en el aspersor, como parte de lo que llaman un “verano de los 90”.
Samantha Weber, madre de una niña de tres años y madrastra de otra de once, también está poniendo en práctica un verano sin pantallas. En su casa, los juegos son físicos y creativos: desfiles de moda en el salón, sesiones de pintura y partidas de juegos de mesa. “Somos muy de juegos de mesa”, explicó Weber a The Independent, y se mostró especialmente orgullosa de haber enseñado a su hijastra a jugar a Spit, un dinámico juego de cartas. Además, cuentan con una piscina en el jardín, que se convierte en su refugio habitual contra el calor.
A pesar de que ambas niñas tienen dispositivos electrónicos, Weber y su marido han decidido gestionar su uso con un enfoque flexible. Están considerando limitar el acceso a las pantallas solo a las noches o establecer un horario específico. “A veces necesitan un tiempo para calmarse la una de la otra, así que nos separamos y les decimos: ‘Vale, ahora puedes relajarte y ver algo o jugar a un juego’”, relató Weber.
Eso sí, subrayó que los juegos digitales que permiten son “creativos o educativos”, como algunas modalidades de Minecraft o juegos de matemáticas y ortografía. En cuanto al cine, añadió: “No digo que no veamos películas, pero si lo hacemos, hacemos palomitas y lo vemos juntos”.
Clare Cannizzaro, madre de tres hijos entre los 10 y los 18 años, también ha decidido reducir drásticamente el uso de dispositivos en su familia. “Estamos en un momento de desintoxicación digital, así que durante unos días no los tienen en absoluto”, explicó. Los chicos pueden consultar sus correos o mensajes un par de veces al día, o llevar un teléfono si necesitan estar localizables, pero después los aparatos vuelven a manos de los padres.
Para Cannizzaro, un “verano a la antigua” significa “mucho tiempo al aire libre, más noches de juegos familiares y menos tiempo de pantalla individual”. Su plan incluye cuidar el huerto, alimentar a los patos y gallinas de la familia, hacer fogatas y cazar luciérnagas. Como familia dedicada al teatro, también tienen previsto grabar películas caseras y montar espectáculos de teatro musical. Los niños asistirán a talleres de actuación durante el verano.
Cannizzaro reconoce, sin embargo, que es necesario encontrar un equilibrio. “Nuestros hijos nacieron en esta era de la tecnología y creemos que es fundamental que tengan conocimientos y habilidades relacionadas con ella”, admitió. Pero considera que esas competencias digitales deben convivir con experiencias reales: “Jugar en la tierra, montar en bici… siempre hemos creído que ese es un buen equilibrio. A veces hace falta más vida real para que puedan conectar con eso en lugar de con lo que ven en YouTube o en Instagram”.
Gabrielle Rabinowitz, madre de un bebé de 13 meses y propietaria de una guardería, también lleva adelante esta filosofía en su día a día. Con varios niños a su cargo, organiza jornadas sin pantallas en las que el tiempo transcurre entre juegos con agua, observación de la naturaleza, burbujas de jabón y tizas de colores. “Me he propuesto que nuestros días en la guardería se sientan menos como un entorno escolar típico y más como un espacio centrado en la naturaleza y en los niños”, contó Rabinowitz. Para ella, esa forma de vivir el verano no solo ayuda a pasar el tiempo de manera más agradable, sino que también contribuye a reducir comportamientos difíciles y mejora el estado de ánimo de los niños. “Pueden liberar energía de forma positiva y conectar con la naturaleza y con los demás de una manera muy sana y reconfortante”, explicó.
La preocupación por el exceso de tiempo frente a las pantallas no es infundada. Un estudio reciente de la Asociación Americana de Psicología advierte que un uso excesivo o sin supervisión puede generar problemas emocionales en los niños. A veces, recurren a los dispositivos como vía de escape, lo que puede derivar en un ciclo difícil de romper.
Cada familia encuentra su propio camino hacia esta especie de “verano analógico”. No existe una fórmula única ni un nombre definitivo: algunos lo llaman “verano de los 90”, otros prefieren “verano old school” o incluso “kid rotting”, un término irónico para describir el dejarse llevar por el aburrimiento sin prisas ni estructuras. Lo que todos comparten es la búsqueda de un tiempo más lento, menos planificado, en el que las experiencias no están mediadas por una pantalla.
En un mundo donde todo parece acelerarse, esa manera de vivir el verano puede ser, para muchos, justo lo que se necesita: desconectar para recordar cómo era ser niño cuando el tiempo parecía infinito y las tardes se pasaban entre juegos sencillos, peleas por el último helado y carreras al atardecer.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Katrin Bolovtsova_Pexels
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