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Los CDC confirman que la mayor parte de las calorias en las familias vienen de ultraprocesados

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El desayuno empieza con cereales azucarados. El almuerzo lleva nuggets empanizados. La merienda incluye galletas con sello de "bajo en grasa".

Así transcurren los días alimenticios de millones de niños estadounidenses, según el último informe de los CDC: el 62% de sus calorías diarias proviene de alimentos ultraprocesados, frente al 53% en adultos. Los datos, recogidos entre agosto de 2021 y agosto de 2023, muestran una leve mejoría respecto a 2017-2018 (cuando los índices eran 66% y 56%), pero la cifra sigue dibujando un paisaje nutricional preocupante.

La geografía del plato

El análisis identifica los mayores contribuyentes calóricos:

-Hamburguesas y sándwiches industriales: lideran la lista para niños y adultos

-Productos de repostería dulce: donas, galletas y pasteles

-Bebidas azucaradas y snacks salados: especialmente relevantes en menores

Juntos, estos grupos aportan una de cada siete calorías en la dieta promedio. Para los niños, la pizza completa el podio de riesgos.

La brecha económica

Mientras los adultos de mayores ingresos consumen significativamente menos ultraprocesados, la realidad infantil cruza fronteras socioeconómicas. "Si soy una familia que usa dólares SNAP, compraré lo que extienda mi dinero", explica la Dra. Jamie Chriqui, experta en políticas nutricionales de la Universidad de Illinois Chicago. "En comunidades donde lo saludable es más caro, se opta por lo ultraprocesado". El programa de asistencia alimentaria -que cubre a 42 millones de personas- no restringe actualmente estos productos, aunque una docena de estados han solicitado cambios bajo la agenda Make America Healthy Again de Robert F. Kennedy Jr.

El debate científico

La Dra. Tasha Stoiber del Environmental Working Group es contundente: "No hay beneficios en comer ultraprocesados". Vinculados a obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y depresión, estos alimentos concentran calorías en pequeñas porciones gracias a fórmulas diseñadas para la hiperpalatabilidad. "Son el 70% de la oferta alimentaria estadounidense", añade Stoiber.

Kennedy ha calificado estos productos como "impulsores clave de la epidemia de enfermedades crónicas infantiles", aunque su informe de mayo contenía errores metodológicos. Mientras, el Departamento de Agricultura y Salud intenta establecer una definición oficial de "ultraprocesado", actualmente basada en el sistema NOVA que clasifica alimentos por grado de manipulación industrial.

La paradoja de la celebración

Stoiber reconoce tensiones culturales: "Es irreal no comer ultraprocesados. Celebraciones como cumpleaños piden pastel y helado". Pero alerta sobre la vulnerabilidad infantil: "La niñez forma hábitos para toda la vida. Si te acostumbras a esto, la exposición se vuelve crónica". El marketing agresivo hacia menores completa el círculo.

No podemos ignorar que hay dos argumentos que madres y padres aceptan de buen grado a la hora de comprar ultraprocesados: Ahorran dinero, pero también tiempo de preparación.

En el supermercado, la batalla sigue: una caja de cereal "fortificado" cuesta $2.99 frente a los $5.50 de la avena integral. Mientras tanto, las manos pequeñas siguen abriendo envoltorios brillantes que, según los CDC, aportan más calorías que nutrientes.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Thayne Tuason

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