La primera experiencia en la nieve de los niños pequeños
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Lucia
Con el invierno y las nevadas cubriendo algunas zonas del país, los padres se entusiasman por llevar a sus hijos a disfrutar del paisaje invernal cuando se acercan días de descanso. Aunque las estaciones de esquí son los destinos tradicionales, algunos lugares cercanos también ofrecen la oportunidad de vivir esta experiencia. Los niños, en particular, suelen sentirse atraídos por la nieve, pero los especialistas advierten que lo ideal es esperar hasta que los pequeños cumplan los cuatro años antes de pasar largas horas en la nieve.
Beneficios de la nieve para los niños
La nieve ofrece una gran cantidad de posibilidades para jugar en familia. Según los expertos, esta actividad permite a los niños establecer contacto con el entorno natural, respirar aire puro y realizar ejercicio sin darse cuenta. Los padres también pueden disfrutar de esta experiencia, caminando por la nieve y jugando con sus hijos, lo que les ayuda a desentumecer los músculos y a fortalecer los lazos familiares.
Precauciones para la salud en la nieve
Aunque la nieve puede ser divertida, también conlleva ciertos riesgos, especialmente para los más pequeños. Las bajas temperaturas, el viento y el sol pueden generar problemas como resfriados, agotamiento o quemaduras si no se toman precauciones. Por ello, es fundamental tener en cuenta ciertas recomendaciones al elegir la ropa para los niños.
Ropa adecuada para la nieve
Es importante abrigar a los niños sin exagerar, ya que el exceso de ropa puede ser contraproducente. Cuando los niños juegan en la nieve, suelen sudar, y si la ropa no permite una adecuada transpiración, el sudor puede generar una sensación de humedad y frío que puede poner en riesgo su salud.
Algunas recomendaciones incluyen:
Ropa interior de algodón, para asegurar la transpiración, y calcetines de lana para mantener los pies calientes.
Jerséis de lana o poliéster, evitando los de lana pura que pueden resultar incómodos.
Pantalones impermeables y acolchados, ajustados al tobillo o con el borde metido dentro de la bota para evitar la entrada de agua.
Abrigos impermeables como el anorak, con materiales que resisten bien la humedad.
Manoplas impermeables que resultan más cómodas que los guantes y evitan que entre agua.
Gorros de forro polar para proteger la cabeza, cuello y orejas.
Además, se recomienda evitar el uso de bufandas, ya que se mojan fácilmente y podrían causar accidentes si se enredan. El calzado debe ser adecuado para la nieve: botas con suela gruesa, que no dejen pasar el frío, y preferiblemente con forro interno.
La edad ideal para disfrutar de la nieve
Los especialistas sugieren que lo ideal es esperar a que los niños tengan al menos cuatro años para llevarlos a la nieve. A esta edad, los niños ya tienen la capacidad física para caminar en la nieve, resistir los resbalones y disfrutar de actividades como hacer muñecos de nieve o lanzar bolas. Para los más pequeños, entre dos y tres años, la nieve puede ser un lugar resbaladizo y peligroso, por lo que se recomienda estar muy pendientes de ellos. Para los bebés de pocos meses, el frío extremo puede ser perjudicial y la experiencia no será lo suficientemente divertida, ya que aún no tienen la movilidad para interactuar con la nieve.
El clima y las condiciones meteorológicas
Aunque el sol brille, el viento o la humedad pueden hacer que la sensación térmica sea mucho más fría de lo que indican los termómetros. Es importante elegir días soleados y evitar condiciones climáticas extremas, como ventiscas o lluvias, que podrían poner en riesgo la salud de los niños. Además, no es recomendable que los niños jueguen mientras está nevando o lloviendo, ya que esto incrementa los riesgos de resfriados o accidentes.
Protección solar y gafas para la nieve
El sol reflejado en la nieve puede tener un impacto mucho más fuerte en la montaña, lo que aumenta el riesgo de quemaduras solares. Para proteger los ojos de los niños, es fundamental el uso de gafas de sol que filtren adecuadamente los rayos UV. Además, se debe aplicar crema solar con un factor de protección alto (mínimo 30) en la piel expuesta, como el rostro y los labios, antes de salir al aire libre y renovar la aplicación con frecuencia.
Evitar el agotamiento físico
Las actividades en la nieve, como caminar, hacer muñecos o tirar bolas, requieren un esfuerzo físico considerable. Los niños se cansan más rápido de lo que parece, por lo que es importante no forzarlos a realizar actividades prolongadas. Se recomienda planificar salidas cortas, elegir lugares con servicios cercanos (como estaciones de esquí), y asegurarse de que los niños hayan tenido un buen desayuno antes de salir. A partir de los cinco años, los niños pueden disfrutar de entre cuatro y cinco horas en la montaña sin problemas, siempre y cuando se respeten sus límites físicos.
Uso del trineo y seguridad
El uso del trineo puede ser divertido, pero siempre debe realizarse con precauciones. Es peligroso que los niños se deslicen por la nieve sin protección adecuada, como un casco, ya que las velocidades alcanzadas pueden provocar traumatismos graves si se caen o chocan contra algún objeto oculto por la nieve.
Cuidados post-exposición al sol
Si, a pesar de las precauciones, los niños sufren quemaduras solares o irritaciones en la piel, se debe aplicar crema balsámica tipo aftersun y, en casos graves, acudir a un médico. Además, la vaselina puede ayudar a proteger la piel del viento frío en zonas expuestas como las mejillas y la nariz.
Con estas precauciones, disfrutar de la nieve con los niños pequeños puede ser una experiencia divertida y enriquecedora, siempre que se tomen en cuenta las necesidades de protección y cuidado durante esta actividad al aire libre.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © Bing IC
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