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La diversidad familiar y su impacto en las relaciones futuras de los hijos

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Según el Instituto de Estudios Familiares, el 60% de los niños estadounidenses vive con ambos padres casados, mientras que el 40% crece en entornos diversos, como familias reconstituidas, hogares a cargo de abuelos o madres solteras. Un estudio reciente, liderado por las investigadoras Danielle J. DelPriore y Rebecca Reeder, explora cómo la ausencia de una figura paterna comprometida podría influir en la forma en que los hijos varones gestionan sus relaciones románticas en la adultez.

La investigación, basada en datos autodeclarados por 486 hombres heterosexuales de 18 a 36 años, sugiere que una "inversión paterna de baja calidad" —es decir, la falta de compromiso emocional o tiempo dedicado por los padres— podría correlacionarse con una menor disposición de los hijos a priorizar sus relaciones de pareja. Según el estudio, estos hombres tendrían mayor dificultad para comprometerse emocionalmente y asumirían que las mujeres "requieren poco compromiso".

Sin embargo, expertos como Claudia M. Gold, pediatra y autora del libro "Getting to Know You: Lessons in Early Relational Health From Parents and Caregivers", matizan estos hallazgos. "Los bebés aprenden a relacionarse a través de múltiples vínculos, ya sea con un solo progenitor, una abuela o una tía. No hay una única relación que defina su futuro", afirma. Gold subraya que incluso las figuras secundarias, como un abuelo con autoridad o una tía juguetona, contribuyen a moldear su capacidad de conexión. Además, destaca que "las relaciones sanas son desordenadas y difíciles", pero lo crucial es la reparación tras los conflictos: "Si se logra reparar, la relación y cada individuo crecen".

Para Tammy Valicenti, terapeuta especializada en trauma, las madres o cuidadores principales pueden mitigar la ausencia paterna mediante estrategias concretas. Entre ellas, recomienda mantener rutinas predecibles para generar seguridad, evitar comentarios negativos sobre el padre ausente y fomentar la presencia de modelos adultos positivos, como un tío o un entrenador. "La comunicación abierta y honesta es clave para la conexión emocional", añade. Valicenti también sugiere mostrar ejemplos de relaciones saludables, siempre que sea posible.

Gold coincide en que las emociones negativas deben abordarse sin miedo: "Es válido que los niños sientan enojo. Permitirles transitar esos momentos oscuros hasta sentirse vistos y conectados forma parte de su desarrollo". Aunque el estudio de DelPriore y Reeder señala patrones intergeneracionales en la inversión paterna, Gold recuerda que "a lo largo de la vida surgen oportunidades para reparar vínculos que comenzaron mal", incluso si el padre biológico no está presente.

En definitiva, aunque las dinámicas familiares iniciales pueden influir, no determinan irrevocablemente el futuro afectivo. Como resume Gold: "La riqueza está en la variedad de cuidadores y relaciones en la vida de un niño. No se trata de perfección, sino de diversidad".

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Claudia M. Gold MD

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