Que los niños aspiren a hacer cosas por si solos, aunque a veces los resultados no sean los óptimos, es bueno, y negárselo sería un error, nos cuenta en ABAtxiki.
El desarrollo de la autonomía personal es el proceso por el cual los más pequeños se van separando de sus progenitores / principales personas de referencia y elaborando su propia personalidad. Esta necesidad de separarse y desarrollar su propia personalidad se inicia desde edad muy temprana (bebé) y se prolonga hasta la edad adulta.
A menudo desde los 2 a los 6 años es una fase muy difícil para los padres porque el niño QUIERE hacer todo solo, pero aún no PUEDE hacerlo porque no tiene las habilidades motoras o cognitivas suficientes. Este desajuste entre lo que QUIERE y lo que PUEDE le lleva a menudo a la frustración y problemas de conducta como las temidas rabietas, etc.
Hemos de decir que esta primera fase donde se produce un salto importante en la autonomía del niño es muy importante. Vamos a explicar por qué: El niño sólo puede aprender nuevas habilidades si los padres le dejan. Está en la fase de investigar, experimentar y probar cosas. Es muy importante permitírselo dentro de unos límites. De no hacerlo aparecerá la frustración e incluso la resignación.
Es muy importante apoyar a los niños en esta fase porque en ella descubre su “yo”, sus gustos, sus sentimientos y sus deseos. Si como padres no lo reconocemos y ayudamos aparecerán sentimientos de culpa y vergüenza que dañarán la autoestima y autoconcepto del niño. De este modo en muchos casos tendremos niños pequeños muy bien comportados y que no nos contradicen pero el precio puede ser muy alto, porque en la siguiente fase importante de desarrollo personal, la pubertad, su sentimiento de reafirmación y sus conductas pueden llegar a ser extremas.
Nuestra recomendación es sin duda que apoyes a tus pequeños en el desarrollo de la autonomía personal en vez de luchar contra ello.
Para ello os recomendamos unos sencillos pasos que esperamos os ayuden en el proceso:
1. Consigue un entorno amable.
Coloca las cosas a su altura o con fácil acceso para ellos para que de este modo no dependan de ti o de un adulto a cada paso que dan. Elimina rincones peligros o críticos donde puedan romper cosas con facilidad.
2. Haz que se sienta un superhéroe.
Observa con paciencia al niño para ver si necesita ayuda y no te precipites en dársela. Mejor que la pida a correr siempre en su ayuda.
No hay ninguna sensación mejor para un niño pequeño que el descubrir que lo puede hacer solo. Además de esta manera se sentirá lleno de confianza en si mismo y preparado para el siguiente paso. Si el pequeño al final pide ayuda evitar comentarios como “ya te dije que eras demasiado pequeño” y sustituirlos por otros como “claro que te ayudo. La próxima vez lo consigues…te ayudo siempre que haga falta”.
3. El poder de la cooperación.
La mejor manera que los niños tienen de aprender es observar y hacer, si les dedicamos tiempo y les permitimos que nos ayuden en el día a día estaremos favoreciendo el desarrollo de sus habilidades en este sentido.
Con la excusa” ayúdame y haz esto solo” puedes conseguir grandes metas.
No olvidéis divertiros en el proceso. La diversión y las risas con los niños son el mejor antídoto para la frustración y las casquetas.
4. Qué puede decidir y qué no puede.
Conseguir acertar con el margen que debemos ofrecer a nuestros niños en cuanto a la libertad de decidir es todo un desafío. Si le damos demasiado, puede verse sobrepasado a tener que tomar decisiones para las que todavía no está preparado por su madurez. En cambio si le damos poco margen aparece rápido la frustración y la lucha de poder. En este sentido hemos de tener claro que somos los adultos responsables y somos los que conocemos al niño. Hemos de saber mantener el equilibrio y ayudarle en el proceso de decisión.
5. La importancia de sentirse valorado
En esta fase el niño siente la necesidad de saber si es merecedor de tu atención y consideración, incluso la de su entorno (profesores, compañeros, otros adultos). Durante el día a día con pequeños trucos podemos ayudarle como por ejemplo: gracias por ayudarme a guardar la compra, si lo hago contigo es más rápido y divertido. A veces basta un “gracias” o una mirada de aprobación para que el niño se sienta querido y considerado.
Esperamos que os haya servido como punto de partida para poder ayudar a vuestros niños en este desafío y os animamos a que durante las vacaciones aproveches pequeños espacios de tiempo para ello.
Photo: © sonamabcd / pixabay
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