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¿Hay algún alimento que influya en la pubertad precoz de las niñas?

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En los consultorios pediátricos de Corea del Sur, una pregunta recurrente de padres preocupados gira en torno a los alimentos que podrían acelerar el desarrollo puberal de sus hijas. Algunos eliminan la chalaza -esa hebra gelatinosa en los huevos- antes de cocinar, otros restringen lácteos o arándanos, convencidos de que estos alimentos detonarían cambios corporales prematuras. La doctora Choi Jung-eun, pediatra del Hospital Universitario Femenino Ewha en Seúl, desmiente estos temores con datos concretos.

"Son mitos sin fundamento científico", explica la especialista en su consultorio del distrito Yangcheon. Según sus observaciones, ni los huevos (incluida la chalaza), ni la leche, ni los arándanos tienen "un impacto significativo" en la pubertad temprana. El verdadero riesgo, advierte, está en otro lado: "Los alimentos ultraprocesados, altos en calorías, grasas y azúcares, no solo favorecen la obesidad infantil sino que durante su fabricación podrían exponer a los niños a disruptores endocrinos".

Las cifras respaldan su advertencia. Según el Servicio de Evaluación y Revisión de Seguros de Salud de Corea, los diagnósticos de pubertad precoz en menores aumentaron un 72% entre 2019 y 2023, pasando de 109,000 a 187,000 casos. Choi vincula este incremento a factores pandémicos: menor actividad física, mayor consumo de comida procesada y posible exposición a hormonas ambientales.

Señales de alerta y diferencias de género

La pubertad se considera precoz cuando en niñas aparece desarrollo mamario o vello púbico antes de los 8 años, y en niños cuando el volumen testicular supera los 4 mililitros o surge vello púbico antes de los 9.

Choi aclara que el vello axilar o el cambio de voz -etapas posteriores- no son indicadores tempranos. Otro dato clave: el trastorno es entre 5 y 10 veces más frecuente en niñas, y mientras en ellas suele ser idiopático (sin causa clara), en niños a menudo se asocia a tumores cerebrales u otras alteraciones del sistema nervioso central.

Consecuencias y ventanas de tratamiento

El principal riesgo de un desarrollo acelerado es el cierre prematuro de los cartílagos de crecimiento, limitando la estatura final. En niñas, la menstruación temprana también puede generar estrés psicológico. Estudios citados por Choi sugieren mayores riesgos de diabetes tipo 2 y enfermedades mamarias u ováricas a largo plazo.

El tratamiento estándar -inyecciones periódicas para suprimir la hormona liberadora de gonadotropinas- funciona mejor cuando se inicia antes de que la edad ósea supere los 12 años en niñas o 13 en niños. "Lo ideal es evaluar a las niñas alrededor de su octavo cumpleaños y a los niños cerca de los nueve", recomienda la pediatra.

Aunque algunos estudios exploran vínculos entre deficiencia de vitamina D y pubertad precoz, Choi señala que la evidencia aún no es concluyente.

Tampoco hay datos sólidos que relacionen directamente las ondas electromagnéticas de dispositivos con el desarrollo puberal, aunque el sedentarismo asociado sí eleva el riesgo de obesidad.

Su consejo final es simple pero contundente: en lugar de demonizar alimentos nutritivos, los padres deberían enfocarse en dietas balanceadas, actividad física regular y controles pediátricos oportunos.

"La variedad es clave", insiste, "pero sobre todo, hay que recuperar los alimentos frescos y dejar los ultraprocesados para ocasiones excepcionales". Una receta que, más allá de prevenir la pubertad precoz, promueve hábitos saludables para toda la vida.

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Hospital Universitario Ewha / TKT

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