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Experiencia deportiva previa mitiga efectos de conmociones cerebrales en niños

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Un equipo de investigadores de la Universidad de York (Canadá) analizó durante más de una década a 223 personas —desde niños de nueve años hasta adultos de 53— con historial de conmociones cerebrales, para determinar cómo influye este tipo de lesiones en habilidades motoras complejas. Los resultados, publicados en la revista "Concussion", revelaron que la edad y la experiencia deportiva previa son predictores más determinantes del rendimiento que el número de traumatismos craneales sufridos.

El estudio, liderado por la profesora Lauren Sergio, se centró en atletas de hockey, fútbol, baloncesto y fútbol americano. Los participantes realizaron tareas de coordinación ojo-mano, tanto básicas como complejas. "En trabajos previos, vimos que niños con conmociones tenían peor desempeño, pero notamos un subgrupo que se recuperaba rápido. Ahora entendemos que la experiencia en deportes podría ofrecer protección neural", explica Sergio, titular de la Cátedra de Investigación en Salud Cerebral y Género en Acción de York.

Nicole Smeha, autora principal del estudio y candidata a doctorado, señala que la hipótesis inicial era que más conmociones implicarían menor rendimiento. "Pero al analizar datos, factores como años de práctica deportiva resultaron más relevantes", aclara. Por ejemplo, un adolescente con dos conmociones pero amplia trayectoria en ligas competitivas mostró mejor desempeño en pruebas que un niño novato con una sola lesión.

El sexo no fue un factor significativo, según los hallazgos. Sí lo fue la edad: participantes mayores, incluso con múltiples conmociones, completaron tareas con mayor precisión. "Las redes neuronales vinculadas al movimiento se fortalecen con la práctica. Esto podría explicar por qué atletas experimentados tienen mayor resiliencia", sugiere Sergio.

El estudio tiene implicaciones para familias y entrenadores. "Si un niño sufre una segunda conmoción y es nuevo en el deporte, su vulnerabilidad es mayor. En cambio, atletas con años de entrenamiento, aunque lesionados, pueden tener una base motora más sólida", advierte Sergio.

Aunque las conmociones causan déficits temporales —como menor velocidad de procesamiento o precisión—, la investigación subraya que decisiones sobre reintegro deportivo deben considerar múltiples variables. "No es solo contar lesiones, sino evaluar historial de práctica, edad y tipo de actividad", concluye Smeha.

El trabajo se suma a debates sobre protocolos en ligas juveniles, donde el 60% de las conmociones ocurren en menores de 18 años, según datos canadienses. Para los autores, el mensaje clave es claro: "La experiencia construye reserva cognitivo-motora. No minimizamos riesgos, pero destacamos que retirar a un niño del deporte definitivamente no es la única solución".

© SomosTV LLC-NC / Photo: © Generali

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