¿Existe la felicidad familiar?
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Una pregunta recurrente surge en la mente de muchos: ¿por qué los demás parecen tener una felicidad que a uno se le escapa? Esta sensación, lejos de ser una anomalía, es una confesión común, afirma Siobhan Chirico, psicoterapista especializada en familia. Muchos padres expresan sentir culpa por no alcanzar un estado de "suficiente felicidad". Aman a su familia profundamente, y sin embargo, se describen a sí mismos como tan abrumados, apresurados y exhaustos que la felicidad se torna escurridiza.
La verdad, sin embargo, es que la felicidad no es un estado perpetuo. Según los estudios, es más bien una práctica, un ritmo y una mentalidad. La neurociencia indica que puede alcanzarse con conciencia y algunos ajustes en la perspectiva. La parentalidad, en esencia, es una paradoja: entrega instantes de alegría justo al lado del estrés, la preocupación y la pérdida de control sobre el tiempo y la energía. Comprender en qué consiste la felicidad real ayuda a navegar por esas crestas y valles con mayor serenidad y autocompasión.
Los psicólogos y neurocientíficos hablan de dos tipos de felicidad. Por un lado, está la felicidad hedónica, basada en el placer; es el gozo que se obtiene al disfrutar de un helado, una noche divertida o un raro momento de tranquilidad. Por otro, se encuentra la felicidad eudaimónica, más profunda; es la sensación de significado y propósito que surge al criar hijos, contribuir a los demás y vivir en consonancia con los valores más importantes. La investigación muestra que el júbilo hedónico se desvanece con rapidez, mientras que la felicidad eudaimónica perdura y construye resiliencia y satisfacción vital con el tiempo. La crianza está llena de ambos tipos, de placeres simples y de una realización profunda. Aprender a reconocer esta dualidad ayuda a sentirse más arraigado y tranquilo, incluso en el caos.
Muchos padres modernos suelen caer en lo que se podría denominar la "paradoja de la felicidad". Se esfuerzan por hacerlo todo "bien" para sus hijos, con la esperanza de que eso traiga felicidad a la familia. Compran los juguetes y dispositivos más novedosos, los apuntan a actividades extracurriculares y a veces olvidan cómo decir "no" a cualquier petición, todo en un esfuerzo por generar felicidad. Irónicamente, perseguirla hace que se sienta más lejana. La investigadora Sonja Lyubomirsky descubrió que "las personas que se centran mucho en sentirse felices a menudo terminan siendo menos felices". La razón subyace en que, cuando no se cumplen las propias expectativas de alegría, surge la autocrítica. Se piensa: "Si fuera un mejor padre, disfrutaría más de esto". Pero la felicidad no es una actuación. Es algo que crece en momentos de conexión, no de perfección.
La ciencia muestra de forma consistente que el predictor más fuerte de la felicidad a largo plazo es la conexión. La conexión con uno mismo, con la pareja, con los hijos y con la comunidad. La investigación de la psicóloga Barbara Fredrickson sobre "micro-momentos de conexión" revela que los pequeños instantes compartidos de calidez (una mirada, una risa, un contacto) cambian nuestra química cerebral. Esos momentos liberan oxitocina, calman el sistema nervioso y construyen resiliencia emocional con el tiempo.
Esto significa que la felicidad de los padres no depende de grandes cambios vitales o de vacaciones perfectas. Se trata de estar lo suficientemente presente como para notar los pequeños instantes cuando ocurren: los abrazos desordenados, las historias antes de dormir, las fiestas improvisadas en la cocina. Teléfonos abajo, miradas arriba. Compartir una risa o un llanto. Compartir un momento y hacer una pausa lo bastante larga para asimilarlo.
Desde la perspectiva de la terapia familiar, se observa que incontables padres redescubren la alegría simplemente permitiéndose ser humanos imperfectos frente a sus hijos. "Los niños no nos necesitan eternamente alegres o perfectos. Nos necesitan honestos, en el momento y compasivos con ellos, nuestras parejas (o cualquier otro cuidador) y nosotros mismos".
A veces, la felicidad se parece a respirar hondo en lugar de reaccionar. A dejar el teléfono y mirar a los hijos a los ojos. A veces es disculparse y reparar un error. Otras, es reírse del caos en lugar de combatirlo. Son estos actos callados y poderosos los que moldean una cultura familiar feliz. "Los niños están constantemente aprendiendo a través de la vida. Estas pequeñas prácticas tendrán un impacto duradero en sus vidas y en su felicidad futura".
Existe una práctica concreta para entrenar la mirada. Cada noche de esta semana, se puede anotar un momento que hizo sentir conectado con alguien de la familia, sin importar lo pequeño que sea. Una sonrisa compartida con un hijo, una comida familiar o incluso una tranquila y acogedora noche en casa con la pareja. Al notar estos momentos, se está reconectando el cerebro para ver la alegría que ya estaba ahí.
© SomosTV LLC-NC / Photo: © PXHere














































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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